CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 29 de octubre de 2008 (ZENIT.org).- El Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios ha servido para avanzar en la brecha abierta por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe celebrada en Aparecida (Brasil), explica el cardenal Odilo Scherer, arzobispo de Sao Paulo.
El purpurado, que ha sido presidente delegado de la asamblea episcopal celebrada en el Vaticano del 5 al 26 de octubre, ve en la relación entre Aparecida y el Sínodo un hilo conductor y hace un balance. Esta es la entrevista que ha concedido a ZENIT.
-¿Qué relación existe entre el Sínodo de la Palabra y la pasada Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en mayo de 2007 en Aparecida, Brasil?
–Cardenal Scherer: Los padres sinodales de América Latina estamos muy contentos porque en el Aula del Sínodo hemos visto una relación muy cercana entre el mensaje de la Conferencia de Aparecida de mayo del año pasado y el mensaje del Sínodo sobre la Palabra de Dios.
Los dos temas, el del año pasado en Aparecida para América Latina y el Caribe «Discípulos y Misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en Él tengan vida», y el tema de este Sínodo «La Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia» son dos temas muy cercanos.
–Antes de ser misioneros no sólo se necesita leer la Biblia sino también escucharla…
–Cardenal Scherer: Es importante para entender bien la Palabra de Dios, convertirse en discípulos de la Palabra.
Tenemos en el Antiguo Testamento algunas figuras que nos ayudan a entenderlo bien, por ejemplo, se dice que Moisés era amigo de Dios, también se dice que Abraham, los profetas y patriarcas eran amigos de Dios, es decir, el amigo capaz de entrar en el corazón del amigo, de entenderlo y después de entrar en sintonía con el amigo.
Este mismo acercamiento del discípulo se ve también en el Nuevo Testamento. Los discípulos son aquellos que están abiertos a escuchar, que están cerca, que siguen a Jesús, que miran, que aprenden y después que aman al Maestro y buscan convertirse en sus mensajeros para llevar a cabo lo que han aprendido y escuchado.
Después Pablo –estamos en el año paulino–, por ejemplo, primero perseguía a Jesús en la Iglesia y después se convirtió y amó a Jesús de tal manera que dio la vida por Jesús y no le importó ni el sufrimiento, ni todo lo que perdió en este mundo con tal de no perder jamás a Jesucristo.
Este es el acercamiento del discípulo que se convierte en misionero y es exactamente lo que debemos intentar hacer: al leer y escuchar la palabra de Dios, ser amigos de Dios, discípulos de la Palabra para convertirnos después en misioneros de la Palabra.
–¿Cuál es el papel de los medios de comunicación en la transmisión de esta Palabra de Dios?
–Cardenal Scherer: En la actualidad, los medios de comunicación son importantísimos para difundir casi cualquier cosa, por eso, nosotros quisiéramos, y esto se ha dicho en el aula del Sínodo, conseguir que los medios de comunicación difundan la Buena Nueva, la buena noticia de la Palabra de Dios que trae gloria, esperanza, luz, consuelo, e indica el buen camino a todas las personas.
Los medios de comunicación, sean impresos o en vídeo, estén en Internet o en formatos diversos, son importantísimos en la difusión de la palabra de Dios.
Por Mercedes de la Torre