Para salir de la crisis, el portavoz vaticano pide confiar en los pobres

Comentario del padre Lombardi a la cumbre del G20

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ROMA, domingo, 5 de abril de 2009 (ZENIT.org).- El portavoz de la Santa Sede, al concluir la cumbre del G20 de Londres, considera que para salir de la crisis económica la comunidad internacional debe dar confianza a los pobres.

Asi lo ha explicado el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, en el editorial del semanario «Octava Dies» producido por el Centro Televisivo Vaticano, que lleva por título «Construir sobre la confianza».

Con esta expresión, el sacerdote recuerda la exhortación de Benedicto XVI al G20, a coordinar con urgencia medidas para superar la crisis actual, con el anhelo de que nunca más se vuelva a repetir, teniendo en cuenta en especial a los más pobres y a los que no tienen voz.

«La activa confianza en el hombre, sobre todo la confianza en los hombres y en las mujeres más pobres, será la prueba de que verdaderamente se quiere salir de la crisis, sin exclusiones, y de que se quiere evitar decididamente que se repitan situaciones semejantes a las que hoy nos toca vivir», explica el padre Lombardi, citando la misivia enviada por el Papa al primer ministro inglés Gordon Brown.

El portavoz vaticano constata que «a su regreso de África, Benedicto XVI sigue llevando en sus ojos y en su corazón los problemas dramáticos y la pobreza de este continente, pero también la voluntad de vivir, y la esperanza de rescatarse que tienen sus habitantes, a la vez que advierte a los ricos que no deben y no pueden construir el futuro sin tener en cuenta a los pobres».

«Pero el punto crucial es el de encontrar el fundamento desde el cual volver a comenzar a edificar un orden mundial justo, solidario y estable». «El único fundamento verdadero y sólido es la confianza en el hombre», sigue diciendo el sacerdote citando al Papa.

«No una confianza ciega en las finanzas –aclara–, en el comercio o en los sistemas de producción, privada de sólidas referencias éticas, sino una economía que lleva justo ‘dentro’ de sí misma la conciencia de la dignidad de todas las personas humanas y de su responsabilidad de servir a su desarrollo integral».

«Todos queremos salir de la crisis actual, pero sería ilusorio pensar que se puede salir dejando al margen a quien sufre más y que hoy tiene una voz más débil y que, sin embargo, puede ofrecer muchísimo por el futuro de la familia humana. Luchar para eliminar la pobreza extrema y así liberar la verdadera riqueza del mundo: las criaturas de Dios, hechas a su imagen. Ésta es la prioridad más digna de ser perseguida por quien guía hoy el futuro de nuestro mundo», concluye el portavoz.

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ZENIT Staff

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