JERUSALÉN, martes, 7 abril 2009 (ZENIT.org).- La preparación de la visita de Benedicto XVI a Tierra Santa no logrará concluir los acuerdos pendientes entre la Santa Sede e Israel, aunque el ambiente de amistad que ha generado está sirviendo para avanzar hacia ese objetivo.
Así lo explica un análisis publicado por Marie-Armelle Beaulieu, redactora de la página web de la Custodia Franciscana de Tierra Santa (www.custodia.org), una de las realidades de la Iglesia católica que participa en la preparación del viaje papal del 8 al 15 de mayo.
Estos acuerdos actualmente en negociación en el seno de una Comisión bilateral entre negociadores israelíes y vaticanos deben regular el estatus jurídico de la Iglesia católica en este país, tras el Tratado Fundamental (Fundamental Agreement), firmado en 1993, que permitió entablar relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel.
En los últimos meses, las reuniones de esta Comisión han avanzado de manera que algunos preveían que los acuerdos pudieran alcanzarse con motivo de la visita papal.
Según ha aclarado el sacerdote David Jaeger, franciscano e israelí, experto en las relaciones entre la Iglesia y el Estado de Israel, «no existe relación entre los trabajos de la Comisión bilateral y la peregrinación del Santo Padre, a excepción naturalmente del ‘buen ambiente’, pues ésta ha permitido intensificar las negociaciones».
«De cualquier forma se debe recordar que el Santo Padre se dispone a hacer una peregrinación, es decir, un viaje espiritual para rezar en los Santos Lugares de la Revelación y a visitar a la comunidad cristiana, y tendrá también encuentros importantes con las autoridades civiles de los estados y territorios en que se encuentran hoy en día los Santos Lugares, y de los que los creyentes forman parte como ciudadanos, es decir: el reino hachemita de Jordania, el Estado de Israel y los territorios palestinos».
Según el artículo, no hay esperanzas de que se logre la firma a estos acuerdos ahora, «pero sí de que ésta no sea muy lejana».
Los negociadores de la Santa Sede e Israel están analizando en estos momentos el «Acuerdo económico» por el que se regularán el régimen fiscal y las propiedades de la Iglesia.
Por otra parte, quince años tras la entrada en vigor del Acuerdo fundamental Israel-Santa Sede –el 10 de marzo de 1994– y diez después del Acuerdo sobre la personalidad jurídica de la Iglesia –el 3 de febrero de 1999–, los tratados firmados y ratificados no se han incluido todavía en el ordenamiento jurídico por parte del parlamento israelí y, por tanto, no pueden ser aplicados por la justicia, lo que les limita gravemente.
Cuando la Santa Sede estableció relaciones diplomáticas con el Estado de Israel en 1993, como gesto de buena voluntad, Juan Pablo II optó por proponer un Tratado Fundamental y negociar más tarde estas cuestiones en detalle.