Arzobispo de Dublín pide no rechazar la contribución de los cristianos a Europa

“La Unión Europea no será fruto de la política sino del espíritu de unidad”

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DUBLIN, jueves 23 de abril de 2009 (ZENIT.org).- Más que lamentar la falta de reconocimiento de las raíces cristianas de Europa en los recientes documentos políticos, los cristianos «tienen una nueva oportunidad de llevar a esta Europa en busca de esperanza el desafío de vivir el mensaje cristiano».

Así lo afirmó el pasado fin de semana monseñor Diarmuid Martin, arzobispo de Dublín, durante una homilía pronunciada en la iglesia de Nuestra Señora de la Consolación de Donnycarney, en presencia de una delegación procedente de la diócesis húngara de Gyor.

Esta delegación había acudido a venerar la imagen de la Virgen «de la Consolación de los Afligidos», que fue traída por el obispo irlandés Walter Lynch desde Hungría en el año 1600, durante la persecución contra el catolicismo en la Isla, y que actualmente se custodia en Donnycarney (Dublín).

«La comunidad cristiana del continente debe ser un signo de unidad», insistió el prelado, «transmitiendo a la Europa actual algo de ese espíritu que animaba a la comunidad cristiana de los orígenes».

Monseñor Martin expresó su confianza en que «no se rechace la contribución de los cristianos europeos para el futuro de Europa».

Según el arzobispo de Dublín, el futuro de la integración europea «no será fruto en primer lugar del resultado de la negociación de nuevas estructuras políticas. Europa tiene que ser alimentada por un espíritu de unidad de cuerpo y alma».

«Europa debe convertirse en una Europa de los pueblos, una Europa de los pueblos que son diferentes pero capaces de vivir juntos en unidad y solidaridad. Como cristianos europeos, junto con personas de diferentes creencias, debemos trabajar sin cesar hacia la superación de las divisiones causadas por el egoísmo y el nacionalismo excluyente, la codicia y la intolerancia religiosa, que amenazan a las naciones de Europa y la propia Europa», añadió.

Como comunidad cristiana en Europa, «debemos sentirnos llamados a promover cada vez más en contacto y el entendimiento mutuo entre los pueblos de Europa», añadió el prelado. «La Iglesia debe ser más visiblemente una comunidad que dentro de sus propias fronteras atestigüe lo que la unidad entre los pueblos realmente significa».

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ZENIT Staff

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