MÉXICO, domingo 26 de abril de 2009 (ZENIT.org-El Observador).- Como parte de los esfuerzos de la Iglesia en México, para ayudar a enfrentar al narcotráfico y al crimen organizado, estuvo presente en la 87 Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, el sacerdote italiano Luigi Ciotti, quien es presidente de la organización nacional «Libera», que, entre otras acciones, ayuda a administrar los bienes incautados a la mafia en Italia.
Durante su estancia en México, el padre Ciotti firmó varios acuerdos de colaboración académica y cultural entre la organización que dirige en Italia y organismos mexicanos. Esta es la entrevista que concedió en exclusiva para ZENIT-El Observador.
–¿Qué deben hacer las instituciones políticas y religiosas en nuestro país ante el crimen organizado?
–P. Luigi Ciotti. ¡La política que haga política!, como en todo el mundo deben crear políticas sociales para el bien común, responder a la gente de la lucha contra la pobreza y la ilegalidad. A la Iglesia se le tiene que pedir no sólo el testimonio cristiano, sino la responsabilidad civil, porque no se vive en el aire. A la Iglesia no le compete el trabajo de los magistrados. Nosotros tenemos que iluminar las conciencias y hacer un trabajo de educación social y de conciencia.
–¿Qué es lo que hace «Libera»?
–P. Luigi Ciotti. Tenemos presencia de miles de escuelas, casi el 70 por ciento de la universidades en Italia, además se logró juntar más de un millón de firmas para conseguir lo que en México se le conoce como Ley de Extinción de Dominio, para confiscar los bienes a los grupos conflictivos y darles un uso social. También se han organizado cooperativas en donde se trabajan las tierras confiscadas. Hemos logrado que se declare un día nacional como compromiso con las víctimas inocentes a causa de la criminalidad organizada y ahora se esta pidiendo el compromiso a nivel del continente europeo, porque «Libera» esta en 30 países de Europa. Hemos logrado que las víctimas no sean un recuerdo una vez al año, sino que haya un acercamiento entre el pueblo y el Estado.
–¿Qué debe hacer México ante esta situación de violencia?
–P. Luigi Ciotti. Es una gran herida, un gran sufrimiento; he encontrado mucho miedo, mucha desorientación y desubicación. Le toca a los magistrados y a las fuerzas policíacas hacer su trabajo de combate a la legalidad, pero nos compete también a nosotros –como ciudadanos– hacer nuestra parte de denuncia, Sin embargo se necesita una voluntad política mundial en la lucha contra las mafias. Alguien nos tiene que explicar por qué el único mercado que se ha ampliado en 20 años es el de los estupefacientes, por eso se necesita una política mundial, porque atrás de las drogas hay intereses y es importante valorar la honestidad y el trabajo de las instituciones de seguridad, estar cierto de que la gente trabaja en esos temas.
–¿Cuál es el papel de la Iglesia en esta situación?
–P. Luigi Ciotti. La Iglesia tiene la función de iluminar las conciencias y las funciones educativas en las familias, se han creado muchos centros de apoyo a los jóvenes que se ven avasallados por esta situación y es un trabajo de cooperación y apoyo para otras instituciones. Se necesita coherencia, credibilidad y continuidad.
–¿En la educación esta la solución?
–P. Luigi Ciotti. :¿Cómo se puede hablar de educación hacia la legalidad en algunos contextos donde los muchachos crecen en medio de la ilegalidad? Hay que educarnos y hacernos responsables; es un trayecto más difícil el de la responsabilidad, pero necesario, porque la ilegalidad se ha convertido en una bandera que todos usan. Son muchos los que han escogido una ilegalidad sustentable con una mediación continua entre lo lícito y lo ilícito. Son demasiados los que han penalizado dentro de su conciencia la lucha de legalidad que declaran contra las mafias, pero con intereses particulares. Los jóvenes necesitan respuestas creíbles, coherentes, de la escuela, de la educación y del Estado; políticas sociales y respuestas verdaderas, concretas. Ese es un problema de todos los países.
–¿Cuál es su opinión de las declaraciones del arzobispo de Durango, monseñor Héctor González, quien se atrevió a decir en público dónde se encontraba la casa de uno de los narcotraficantes más peligrosos y buscados de México?
–P. Luigi Ciotti. Lo abracé y lo felicité, para que sintiera mi apoyo y cercanía real y corresponsabilidad con él, porque cuando los criminales disparan esos proyectiles no sólo golpean a las víctimas sino a todos. Una sociedad tiene que sentir que esos proyectiles nos golpean a todos a nuestra libertad y democracia.
Por Sergio Estrada