CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de abril de 2009 (ZENIT.org).- La lucha contra el narcotráfico y la pobreza, así como las relaciones Iglesia-Estado, fueron algunos de los temas centrales de la audiencia que Benedicto XVI concedió este jueves al presidente de la República de Colombia, Álvaro Uribe.
Posteriormente, el presidente colombiano fue recibido por el Secretario para las Relaciones con los Estados, el arzobispo Dominique Mamberti. El Secretario de Estado no pudo estar presente en esta tradicional recepción por encontrarse fuera de Roma.
En esta reunión se trató, según un comunicado hecho público por la Santa Sede, sobre la situación del país, en particular sobre «la lucha contra el narcotráfico y las políticas sociales destinadas a mejorar la condición de tantas personas que viven todavía en situaciones de pobreza».
Otra de las cuestiones sobe las que se habló fue «la colaboración entre la Iglesia y el Estado, encaminada a la consolidación de la pacificación nacional».
Precisamente en este país, la Iglesia local desarrolla desde hace años numerosas iniciativas para favorecer el final de la violencia causada por el enfrentamiento con grupos guerrilleros.
Por otro lado, el comunicado señala que se ha producido «un fructuoso intercambio de opiniones sobre temas relativos a la actual coyuntura internacional y regional».
Al recibir al presidente, el Papa le dijo con una sonrisa: «Bienvenido señor presidente». El mandatario colombiano respondió: «Cómo me gusta tanto que me haya recibido, muchas gracias». El Papa le dijo después «entiendo el castellano, pero no lo hablo».
Al sentarse en frente del Papa, en la biblioteca, Uribe confesó: «Cómo me gusta verle Santidad, me emociona mucho esta audiencia».
Tras hablar a solas durante media hora, con la ayuda de un intérprete, entró en la biblioteca el séquito presidencial formado por catorce personas entre ellas, la mujer de Uribe, Lina Moreno, y el ministro de Exteriores, Jaime Bermúdez Merizalde.
En el tradicional intercambio de regalos, el presidente presentó al Papa unos gemelos de plata con incrustaciones de ónix, de una conocida firma joyera colombiana; el Santo Padre, como suele hacer, le entregó la medalla en oro de su pontificado.
Tras los encuentros, el presidente Uribe visitó la Basílica de San Pedro, y se detuvo en oración ante la tumba de Juan Pablo II.
La visita a la Santa Sede también incluyó la asistencia de Uribe a una misa en la iglesia de Santa Ana, la parroquia del Vaticano, presidida por el cardenal colombiano Dario Castrillón Hoyos, presidente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei».
Esta ha sido la tercera visita de Uribe al Vaticano. La primera fue el 12 de febrero de 2004, cuando fue recibido por Juan Pablo II, y la segunda el 24 de abril de 2005, cuando la misa solemne de comienzo de pontificado de Benedicto XVI.