Muere en Argentina una católica polaca que salvó a judíos del Holocausto

Janina Klein de Dylag, conocida en su país de adopción como Juana

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BUENOS AIRES miércoles, 20 mayo 2009 (ZENIT.org).- Este martes, 19 de mayo, falleció en Argentina Janina (en este país era conocida como Juana) Klein de Dylag, a los 87 años, una mujer católica que salvó la vida de judíos perseguidos por el nazismo en Varsovia durante la segunda guerra mundial.

Llegó a Argentina en 1948 junto a su marido, director de orquesta, del que había enviudado hace diez años. «Durante una década vivió sola en su casa de Bernal, rodeada de libros, de un piano que ya nadie tocaba y de recuerdos», explica a ZENIT la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, que reconoce el valor de aquellas personas que salvaron a judíos durante el Holocausto.

Militando en la resistencia polaca durante la Segunda Guerra Mundial conoció a una familia judía que necesitaba refugio.

Ella misma narraba así lo sucedido: «Felicia, junto a sus hijas –Danuta e Trena Erlich– se habían escapado de un gueto, donde estaba –y terminó muriendo– su marido. Le pedí permiso a mi mamá y les dimos refugio. Se instalaron en un cuarto de mi casa y no salieron a la calle hasta el levantamiento de Varsovia en 1944, porque se notaba que eran judías y era peligroso que las vieran. Los nazis podían tomarlas prisioneras o fusilarlas en cuanto las encontraran».

Muchos años después, a instancias de la Fundación Raoul Wallenberg que la ubicó, Juana fue distinguida por primera vez en su país adoptivo. Fue en el marco de una ceremonia en conmemoración del 60º aniversario del levantamiento del gueto de Varsovia, que se celebró en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires, junto al Mural Conmemorativo de las Víctimas del Holocausto, 29 de abril de 2003.

La distinción, una medalla del héroe de la resistencia polaca y primer testigo del Holocausto, Jan Karski (1914-2000), fue entregada a la señora Dylag por la señora Zosia Klawir, sobreviviente del gueto de Varsovia, acompañada por el entonces embajador de Polonia, Slawomir Ratajski.

Cuando empezó la segunda guerra mundial, el padre de Janina murió y ella pidió trabajo a un tío que la empleó en una joyería. En 1942, con 19 años, decidió empezar a militar en la resistencia de Varsovia durante la ocupación nazi en Polonia. Permaneció cuatro días bajo los escombros y estuvo seis meses prisionera en diferentes campos militares. «Era un ejército clandestino, nadie sabía que estaba allí, ni siquiera mi madre.», contaba.

El caso de Juana remite a otros miles de episodios luminosos que tuvieron lugar durante el Holocausto y de los cuales fueron protagonistas salvadores polacos. Entre otros, cabe destacar el de Stanislawa Slawinska, reconocida como Justa entre las Naciones gracias a la intervención de la Fundación Wallenberg.

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ZENIT Staff

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