CIUDAD DEL VATICANO, domingo 28 de junio de 2009 (ZENIT.org).- La función del obispo de Roma en la comunión de la Iglesia durante el primer milenio es un “tema crucial para las relaciones entre Oriente y Occidente”.
Lo indicó Benedicto XVI este sábado al recibir en audiencia en el Palacio Apostólico a una delegación del patriarcado ecuménico de Constantinopla que se encuentra en Roma con ocasión de la festividad de los santos Pedro y Pablo y la conclusión del Año Paulino.
“El estudio de este aspecto es indispensable para poder profundizar globalmente en esta cuestión en el marco actual de la búsqueda de la plena comunión”, les dijo, en su discurso, publicado el sábado por la Oficina de Información de la Santa Sede.
La función del obispo de Roma durante el primer milenio será abordada por la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre los ortodoxos y los católicos, en su próxima reunión del próximo mes de octubre.
Así lo explicó el Papa, que aseguró que esta comisión “ya ha realizado un importante trabajo”.
“Deseo que los participantes en el diálogo católico-ortodoxo sepan que mis oraciones les acompañan y que este diálogo tiene el pleno apoyo de la Iglesia católica”, destacó.
“De todo corazón, espero que los malentendidos y las tensiones producidas entre los delegados ortodoxos en las últimas sesiones plenarias de esta comisión sean superados en el amor fraterno de manera que este diálogo sea más ampliamente representativo de la ortodoxia”, añadió.
Benedicto XVI agradeció a la delegación del patriarcado de Constantinopla su viaje a Roma para celebrar la fiesta de los santos Pedro y Pablo, que ya empieza a ser tradicional.
“Por vuestra presencia, que es signo de fraternidad eclesial, nos recordáis nuestro compromiso común en la búsqueda de la plena comunión”, les dijo.
El Papa recordó la presencia del Patriarca Bartolomé en la apertura del Año Paulino, así como la de una delegación pontificia en las celebraciones organizadas por el patriarcado ecuménico.