MEMPHIS, jueves 22 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- Los cristianos deben ofrecer al mundo un testimonio creíble de la responsabilidad para la salvaguarda de la Creación. Así lo afirma el mensaje que el Papa Benedicto XVI envió ayer al Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomé I, con ocasión del VIII Simposio “Religión, Ciencia y Ambiente” que trata sobre "Restablecer el equilibrio: el gran río Mississippi".
En la primera etapa de este encuentro, inaugurado el 18 de octubre en Memphis (Tennessee), se dieron cita 50 investigadores, expertos, periodistas y representantes religiosos para visitar la isla de Mud, emergida de las aguas del río en 1913, y el Museo dedicado precisamente al Mississippi.
En el centro del acontecimiento está el tercer sistema fluvial del mundo, tras el Amazonas y el Congo, y está constituido por un río de 3.778 kilómetros, que atraviesa 10 estados americanos, y sus afluentes.
“Protagonista” de la historia de los Estados Unidos y pilar de la economía americana por el volumen del tráfico confiado a sus aguas, el Mississippi alimenta una floreciente industria alimentaria a lo largo de sus orillas, sobre las cuales han surgido numerosas ciudades, responsables de los vertidos de detritus domésticos e industriales en su cauce.
Se trata por tanto de otro río sufriente, cuyo delta ha sido alterado por la explotación petrolífera, mientras que el uso agrícola de los fertilizantes y pesticidas sobre todo en la parte alta de su curso ha causado una fuerte contaminación en el Golfo de México.
Sucesivamente se produjo una sesión de estudio en el Museo nacional de los derechos civiles, surgido en el lugar donde el 4 de abril de 1968 el Premio Nobel por la Paz Martin Luther King fue asesinado, y una visita al Museo del algodón.
El auténtico Congreso científico fue inaugurado en cambio el 21 de octubre en Nueva Orleans y reúne en total 150 participantes. Presentes también el cardenal Theodore Mc Carrick, arzobispo emérito de Washington y el nuevo arzobispo metropolitano de Nueva Orleans, monseñor Gregory Michael Aymond.
En el mensaje, leído por el arzobispo de Nueva Orleans, el Papa – según informa Radio Vaticano – recuerda que “los cristianos están llamados a unirse en ofrecer al mundo un testimonio creíble de la responsabilidad para la salvaguarda de la Creación y a colaborar de cualquier modo posible para asegurar que nuestra Tierra pueda conservar intacta lo que Dios le ha dado: grandeza, belleza, generosidad”.
“La solución de las crisis ecológicas de nuestro tiempo” - añadió el Pontífice – requiere necesariamente un cambio profundo “por parte de nuestros contemporáneos”.
Por esto el Pontífice se dijo “plenamente de acuerdo” con el Patriarca Bartolomé sobre el hecho de que “los problemas urgentes que tienen que ver con el cuidado y la protección del ambiente”, tocando importantes cuestiones políticas, económicas, técnicas y científicas, son con todo “esencialmente de naturaleza ética”.
Citando la encíclica Caritas in veritate, el Santo Padre recordó que la naturaleza “es una prioridad para todos” y, como fundamento de nuestra vida, debe usarse “responsablemente” y “con respeto”.
Un conocimiento del progreso “puramente económico y tecnológico” inevitablemente provocaría “consecuencias negativas” para individuos, pueblos y la misma creación.
Un desarrollo humano auténtico – subrayó – llama a una justicia entre generaciones y a la solidaridad con los hombres y las mujeres del futuro, que tienen también ellos el derecho de gozar de los bienes que la creación, como querida por Dios, da en abundancia a todos.
El Papa recordó también cuanto sucedió en Nueva Orleans y en las zonas cercanas el 29 de agosto de 2005 con el devastador paso del huracán Katrina.
A propósito de esto, escribió, “mis pensamientos y mis oraciones están con todos aquellos que, especialmente los pobres, que han experimentado sufrimientos, privaciones y traslados y con cuantos están empeñados en el paciente trabajo de reconstrucción y de renovación”.
En la observación del Pontífice, según el cual “hoy los grandes sistemas fluviales de cada Continente están expuestos a serias amenazas, a menudo como resultado de actividades y decisiones del hombre”, es compartida por el Patriarca Bartolomé I que, en su discurso, ha subrayado “todos nosotros tenemos nuestra parte que jugar nuestra sagrada responsabilidad” por el mañana.
En efecto, advirtió Bartolomé I según cuanto refirió la agencia SIR, “hemos alcanzado un momento crucial de nuestra historia. Hemos ampliado nuestro dominio sobre la naturaleza, hasta el punto en que los límites absolutos para nuestra supervivencia han sido alcanzados”.
“Solo la sabiduría puede hacernos entender que la creación es un todo independiente e indiviso”, concluyó. Por lo que también “la más pequeña intervención humana, incluso el más pequeño cambio en el orden natural causado por la acción humana puede tener efectos devastadores a largo plazo en el planeta”.