CIUDAD DEL VATICANO, jueves 22 de octubre de 2009 (ZENIT.org).- El Sínodo para África ha permitido constatar que si bien los tonos de los obispos al hablar del Islam son diferentes y en ocasiones divergentes, la conclusión a la que todos llegan es única: la inexorabilidad del diálogo y la afirmación de la libertad religiosa.
Así lo ha constado monseñor Joseph Bato’ora Ballong Wen Mewuda, sacerdote portavoz de la asamblea para la lengua francesa, quien ha constatado diferencia de expresiones entre los obispos del norte de África y los del África subsahariana.
Estas diferencias han quedado expuestas en las conclusiones de los grupos de trabajo, cada uno conformado por unos veinte miembros, como recogió el padre Gérard Chabanon, M. Afr., superior general de los Misioneros de África (Padres Blancos), relator del Grupo «Francés A» (francófono).
Cristianos en el norte de África
Los obispos del norte de África han sido bastante prudentes a la hora de denunciar a bombo y platillo las restricciones de la libertad religiosa que se dan en sus comunidades.
Por ejemplo, monseñor Vincent Landel, arzobispo de Rabat (Marruecos) y presidente de la Conferencia Episcopal Regional de África del Norte, en su intervención centrada en los jóvenes estudiantes subsaharianos en el Magreb, reconoció que éstos «descubren un mundo en el que el Islam es social y en el que prácticamente no hay libertad religiosa para un magrebí».
Monseñor Maroun Elias Lahham, obispo de la capital de Túnez, manifestó su descontento por la falta de espacio que el Islam había recibido en el «Documento de trabajo» («Instrumentum laboris»).
«El 80% de los 350 millones de árabes musulmanes viven en los países del norte de África», constató «para decir que las relaciones musulmano-cristianas en el norte de África son diferentes de las que existen en Europa y en el África Subsahariana, e incluso de las de los países árabes de Oriente Medio».
¿En qué consiste la especificidad de la experiencia de las Iglesias en el norte de África?, se preguntó el prelado y respondió: «se trata de una Iglesia del encuentro. Si bien no goza de la libertad que desearía, no es perseguida».
«Se trata de una Iglesia que vive en países casi 100% musulmanes y donde la aplastante mayoría de sus fieles está compuesta por extranjeros que, en la mayoría de los casos, no se quedan más que unos años», siguió explicando.
Por último, «se trata de una Iglesia que vive en países musulmanes donde está naciendo un movimiento de pensamiento crítico hacia un Islam integrista y fanático».
El obispo de Túnez concluyó pidiendo «un debate sobre el Islam en África, que tenga en cuenta la variedad de las experiencias africanas, desde Túnez hasta Johannesburgo».
Islam en el África subsahariana
Monseñor Ballong Wen Mewuda en un encuentro con los periodistas ha explicado que, en general, los obispos del África subsahariana han insistido en la necesidad de establecer un diálogo abierto con el Islam para afirmar los derechos fundamentales a la libertad religiosa.
Al mismos tiempo, en estas zonas geográficas, donde en general los musulmanes no son mayoría, se ha constatado en varias ocasiones los intentos cada vez más dinámicos de islamizar las poblaciones.
El cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso reconoció que en el continente «el Islam avanza constantemente gracias a tres medios: las cofradías, las escuelas coránicas y las mezquitas».
El el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, arzobispo de Cape Coast (Ghana), en un encuentro informal mantenido este 21 de octubre con algunos periodistas reconocía que en este intento de expansión los obispos ven una «amenaza», que en ocasiones se debe sobre todo a intereses políticos. De ahí, también, el aumento y el apoyo que reciben corrientes islamistas.
Monseñor Norbert Wendelin Mtega, arzobispo de Songea (Tanzania) declaró ante la asamblea: «Amamos a los musulmanes. Vivir con ellos forma parte de nuestra historia y cultura. Pero el peligro que amenaza la libertad de África, su soberanía, democracia y derechos humanos es en primer lugar, el factor político islámico, es decir, el plan previsto y el claro proceso de ‘identificar el Islam con la política y viceversa’ en cada uno de nuestros países africanos».
«El segundo lugar, lo ocupa el factor monetario islámico mediante el cual enormes cantidades de dinero provenientes de países en el extranjero se vierten en los nuestros, para desestabilizar la paz y erradicar la cristiandad», añadió el prelado.
Monseñor Arlindo Gomes Furtado, Obispo de Santiago de Cabo Verde, denunció «una gran inversión en la promoción del Islam en el único país católico de la región».
Conclusión: diálogo, reciprocidad y libertad religiosa
Ahora bien, como recogió en sus conclusiones el grupo de trabajo moderado por el padre Gérard Chabanon, si bien la realidad del Islam no es la misma en África, la actitud que deben promover los cristianos es la misma: «un diálogo de vida y un diálogo social».
«Se he insistido fuertemente en que debemos buscar siempre la libertad de conciencia y la reciprocidad de cultos», añadió el grupo de trabajo, preanunciando, sin duda un elemento que formará parte de las «proposiciones» del Sínodo al Papa y de su Mensaje al Pueblo de Dios.
Por Jesús Colina