ROMA, martes 24 de noviembre de 2009 (ZENIT.org).- El cine como momento de reflexión sobre los problemas y acontecimientos del mundo contemporáneo: ésta es la razón de ser del Tertio Millenio Film Fest.

Del 1 al 6 del próximo mes de diciembre se celebrará este festival cinematográfico ideado por la Fundación Ente dello Spettacolo en colaboración con el Proyecto Cultural de la Conferencia Episcopal Italiana.

La iniciativa propone, desde el año 1997 en que el Papa Juan Pablo II inauguró la primera edición, un doble proceso de reflexión, dividido entre las cuestiones del Espíritu y la confrontación con el Otro.

El tema principal de la decimotercera edición, presentada en Roma el 18 de noviembre, aprovecha la preciosa ambigüedad semántica de las palabras “Formas de resistencia. La historia después del cine. Percepción, sentimiento, acción en el mundo visto”. La resistencia, por tanto, que a través del gesto estético se hace gesto político.

Este año, dos secciones de documentales ofrecerán a la vez su propia mirada a los numerosos ángulos del mundo a través del enfoque de “Irán” y “Al Este de Europa. Formas de un cambio”.

“El Festival -explica monseñor Dario E. Viganò, presidente de la fundación Ente dello Spettacolo - presta gran atención, por un lado a los países del Este, como los de la ex Unión Soviética, para destacar el pasado, y por otro, a realidades como la de Irán, que vive un presente amenazador”.

Se trata de un festival, por tanto, “en el que se busca entender cómo, a través del cine, se construye la modernidad”, añade.

Una modernidad de muchas caras, a la que es posible acceder gracias a las películas, cualquiera que sea el lugar en el que estén producidas.

“Bastan unos pocos fotogramas -explica monseñor Paul Tighe, secretario del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales- para representar eficazmente la realidad”.

“Es un poco como las Sagradas Escrituras o el pesebre donde está Jesús y, sobre ese fondo, otros eventos que nos ofrecen una clave de lectura de la época y, en consecuencia, del mundo con el que se relacionan”.

En otras palabras, concluye monseñor Tighe, “gracias al cine es posible acercar la historia de tantos hombres y mujeres distantes entre ellos”.

De Irán, entre otros, será posible ver la película de acción Heiran de Shalizeh Arefpour y los dos documentales My Little Country de Abbas Mohammadi y Torgheh de Mohammad Hassan Damanzan.

Éste último explica las vivencias de cuatro mujeres iraníes que se ven obligadas a enfrentarse a graves problemas sociales y encuentran consuelo en su común pasión por la música.

El cartel de cine del Este incluye al lituano Audrius Stonys con el cortometraje Harbour, una reflexión lírica sobre el tiempo y la muerte, y The Bell, con el que se ofrece a todos interrogarse sobre el sentido mismo del misterio.

Del kazajo Sergei Dvortsevoy (ganador en 2008 de “Un Certain Regard” en Cannes con Tulpan), el Festival propone dos documentales de observación: In the Dark, que sigue las vivencias de un anciano solo y ciego, y Bread Day, que ofrece la mirada sobre una ex-colonia minera rusa en la que los mayores, únicos habitantes que quedan, cumplen cada semana un viaje ritual a la conquista del propio pan.

De Georgia, participa la periodista y actriz Nino Kirtadze, con Durakovo: the Village of Fools, una película que trata sobre un grupo de fanáticos ortodoxos que trabaja por el renacimiento del imperio soviético.

El valor del documental es destacado por monseñor Franco Perazzolo, experto en cine y oficial del Consejo Pontificio de la Cultura, que lo define como mezcla extraordinaria de historia y humanidad que nos hace encontrar familias humanas que buscan la redención”.

Se refiere al documntal también como a “una forma de comunicación, al margen de la industria y de los sistemas de control y que, en el fondo, es un desafío a lo negativo, por la construcción de nuevas miradas, lugares y mundos posibles”.

Entre otras previstas se encuentran Lourdes, de Jessica Hausner, ya ganadora del premio Fipresci de la crítica internacional, del premio La Navicella y del premio Signis.

Esta película saldrá el 11 de febrero, día de la primera aparición de la Virgen a Bernardette, y narra la historia de Christine, una mujer en silla de ruedas que, refugiándose en el pueblo francés, se despierta, una mañana, al parecer curada por un milagro.

Entre los eventos especiales del Festival, se encuentran el estreno de Io loro e Lara de Carlo Verdone, en recuerdo del padre Mario, colaborador de la Revista del Cinematógrafo.

También un homenaje al maestro Francesco Rosi, de quien se verá -en versión restaurada- Uomini contro (1970), una película sobre lo absurdo de la guerra.

Y en tercer lugar, un evento que anticipa el Festival al 30 de noviembre: la proyección de Popieluszko de Rafal Wieczynski, que trata sobre la vida del sacerdote Jerzy Popieluszko -raptado, torturado y asesinado por los servicios secretos soviéticos-, que en los primeros años 80 tuvo el coraje de denunciar desde el púlpito las mentiras del Gobierno polaco.

Finalmente se entregará a Margareth Madè -protagonista de Baaria de Giuseppe Tornatore- el nuevo “Premio Revelación del año”.

El presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, monseñor Gianfranco Ravasi, explica el interés de la Iglesia por el séptimo arte.

En su opinión, busca “recomponer una especie de divorcio que se está consumando en los últimos tiempos entre público y arte, entendido este último en toda su iridiscencia (fotografía, música, escultura, etcétera), a menudo autoreferencial, disoluta o simplemente provocadora”

“Ha llegado el momento -concluye monseñor Ravasi- de volver a preguntarse por las grandes experiencias y narraciones para volver a encontrar la raíz de la realidad”.

 



[Por Mariaelena Finessi, traducción del original italiano por Patricia Navas]