Aliento papal a la asamblea del Movimiento de Vida Cristiana

Un nuevo acento apostólico: la defensa de la vida desde su concepción

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GUAYAQUIL, miércoles, 2 diciembre 2009 (ZENIT.org).- Más de 200 delegados provenientes de 17 países en los cinco continentes participan en la ciudad de Guayaquil (Ecuador) de la tercera Asamblea Plenaria del Movimiento de Vida Cristiana (MVC), que inició ayer martes y se extenderá hasta el próximo 8 de diciembre.

Los participantes de este evento se reúnen bajo el lema «Yo os he elegido a vosotros y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca» (Juan 15, 16).

El Papa Benedicto XVI envió una bendición a los delegados de la Asamblea. El texto fue leído durante la misa inaugural celebrada por el cardenal Estanislao Karlic, arzobispo emérito de Paraná (Argentina).

El pontífice los animó para que, profundizando en su específica experiencia de vida cristiana, sigan colaborando activamente en la misión evangelizadora de la Iglesia.

Igualmente los alentó para que mediante el testimonio de una intensa vida de fe, puedan difundir el Evangelio en todos los ámbitos de la sociedad.

Por medio de esta reunión que se realiza cada cinco años, en la que participan delegados de este movimiento de diferentes estados de vida (laicos, consagrados y sacerdotes) los miembros del MVC evalúan el desarrollo y propuestas apostólicas, así como la proyección y retos apostólicos hacia próximo lustro.

Un nuevo acento: la defensa de la vida

La conferencia inaugural de este evento estuvo a cargo de Eduardo Regal Villa, coordinador general del Movimiento de Vida Cristiana quien anunció que el fundador Luis Fernando Figari decidió agregar un quinto acento: el de la promoción de la vida, dignidad y derechos de la persona humana. El MVC trabaja también en otros cuatro acentos apostólicos: los pobres, los jóvenes, la cultura y la familia.

El Movimiento de Vida Cristiana es una Asociación Internacional de fieles de derecho pontifico, conformada por hombres y mujeres de diversos estados de vida que se vinculan en una misión apostólica, ya sea a título personal o en forma colectiva, por medio de agrupaciones, instituciones, asociaciones y servicios de diverso tipo y con finalidades apostólicas concretas.

Actualmente desarrolla su misión en Perú, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Costa Rica, República Dominicana, Estados Unidos, Canadá, Italia, Inglaterra, España, México, Australia, Angola y Filipinas.

El MVC fue fundado en 1985 por el laico peruano Luis Fernando Figari, quien actualmente es consultor del Pontifico Consejo para los Laicos. Figari fundó también en 1971 el Sodalitium Christianae Vitae, en 1991 la Fratenridad Mariana de la Reconciliación y en 1998 las Siervas del Plan de Dios.

Continuo crecimiento

Luego de hacer un recorrido histórico por los hitos significativos del MVC en estos últimos años, Regal Villa, en su conferencia inaugural dijo que «el Movimiento crece, es dinámico y vital, y va buscando responder con sensibilidad a los signos de los tiempos».

De esta manera, señaló que «van surgiendo nuevas formas de apostolado (…) que responden a diferentes realidades».

El coordinador general del MVC aseguró que sus miembros continuarán sus esfuerzos y trabajos «por promover y defender los derechos fundamentales de la persona humana».

También propuso algunos elementos que se presentan como importantes para el trabajo de los próximos años: la formación, la vida espiritual, el apostolado, los bienes temporales y las comunicaciones.

El cardenal Stanislaw Rylko, presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, envió un saludo a los participantes de la Asamblea, exhortándolos a cooperar con la gracia y responder al llamado de seguir al Señor Jesús «es significativo poder empezar vuestro encuentro poniendo al centro la experiencia de haber sido elegido personalmente por el Señor, para seguirlo y servirlo», dijo en su mensaje.

«Mientras sigáis siendo una comunidad de personas que se esfuerzan por vivir esta conformación, que trabajan con la ayuda de la gracia por ser santos, seguiréis dando frutos para la gloria de Dios y el servicio de la Iglesia» aseguró el purpurado.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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