CIUDAD DEL VATICANO, viernes 5 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Formar a los fieles enn la comprensión correcta del papel de los sacerdotes y los laicos en la vida de la Iglesia, es la consigna que Benedicto XVI dejó este viernes a los obispos escoceses, al recibirles en audiencia con ocasión de su visita ad Limina.
En su discurso, el Papa expresó su satisfacción por el énfasis puesto por los obispos escoceses “en la formación permanente del clero”, con iniciativas como la llamada Priests for Scotland (“Sacerdotes para Escocia”).
“El testimonio de los sacerdotes que están auténticamente comprometidos en la oración y gozosos en su ministerio dan fruto no sólo en la vida espiritual de los fieles, sino también en nuevas vocaciones”, observó.
Las diversas iniviativas para promover las vocaciones, señaló Benedicto XVI, deben estar acompañadas sin embargo por “una catequesis permanente entre los fieles sobre el significado auténtico del sacerdocio”.
Por esto, pidió a los obispos que subrayen “la indispensable función del sacerdote en la vida de la Iglesia, sobre todo al proveer la Eucaristía con la que la misma Iglesia recibe vida”, y de animar “a los encargados de la formación de seminaristas a hacer todo lo que puedan para preparar una nueva generación de sacerdotes comprometidos y fervientes, bien equipados en el ámbito humano, académico y espiritual para la tarea del ministerio en el siglo XXI”.
A la apreciación adecuada de la función del sacerdote debe añadirse “una correcta comprensión de la vocación específica del laicado”, que no confunda apostolado laical con apostolado ministerial”.
“La visión del Concilio Vaticano II es que donde quiera que los fieles laicos vivan su vocación bautismal -en la familia, en casa, en el trabajo- ellos están participando activamente en la misión de la Iglesia para santificar el mundo”.
“Un renovado enfoque sobre el apostolado laical ayudará a aclarar las funciones del clero y el laicado y así darán un fuerte ímpetu a la tarea de evangelizar la sociedad”, añadió.
Por su parte, el cardenal Keith Patrick O’Brien, presidente de la Conferencia Episcopal, agradeció al Papa que haya puesto “en el centro de su ministerio el recuerdo a Europa de sus raíces cristianas”.
La enseñanza del Pontífice, añadió, “nos inspira y nos empuja a renovar nuestras feurzas en como obispos para comunicar la fe”, y afirmó que “´muchos seguidores de otras confesiones cristianas y de otras creencias ven a la Iglesia católica como un punto de referencia sobre las grandes cuestiones religiosas, morales y éticas”.
La Iglesia católica en Escocia está articulada en dos archidiócesis y seis diócesis, con cerca de 750.000 fieles en una población de poco más de 5 millones de habitantes.