Por Elizabeth Lev

ROMA, martes 16 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Si el arte sagrado ha logrado iluminar e inspirar a los fieles durante siglos, ¿por qué no puede seguir haciéndolo hoy? En repetidas ocasiones la Iglesia se ha servido del arte como “sirviente de la fe” para abrir puertas de entrada visuales a lo sagrado. Un nuevo libro, The Beauty of Faith: Using Christian Art to Spread the Good News (La Belleza de la Fe: usar el Arte Cristiano para difundir la Buena Nueva), propone acercarse a la atracción del hombre por la belleza para renovar la antigua alianza entre el arte y el Evangelio.

Escrito por la doctora Jem Sullivan, profesora y docente voluntaria en la National Gallery of Art, este libro explora la necesidad y el método para introducir el arte en la moderna cultura visual. “La Belleza de la Fe” está publicado por Our Sunday Visitor y era presentado hace dos semanas por la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.

Tuve la oportunidad de hacer algunas preguntas a la doctora Sullivan, comenzando por su inspiración para escribir este libro.

Respondió: “La lectura de la Carta a los Artistas de Juan Pablo II en 1999 me inspiró profundamente. Como esposa y madre, profesora, y catequista, me sentí impactada no sólo por la visión del Papa sobre la relación de la creatividad artística y Dios, el Divino Artista, sino por la forma en que el arte sagrado sirve de ‘modelo concreto de catequesis’”.

“Observé que el papado parece estar muy interesado en esta cuestión, sobre todo desde el sínodo sobre la Palabra de Dios en el que se examinó el papel del arte en la catequesis”.

“Tanto el Papa Juan Pablo II como Benedicto XVI han reafirmado el papel catequético vital del arte al recordarnos la unidad de la Verdad, la Belleza y la Bondad”, observaba Sullivan, además de precisar que “el Catecismo de la Iglesia Católica observa la especial vocación del arte sagrado de ‘evocar y glorificar, en la fe y la adoración, el Misterio trascendente de Dios, Belleza sobreeminente e invisible de Verdad y de Amor, manifestado en Cristo…’ (CIC 2502)”.

En La Belleza de la Fe, la autora precisa que el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica contiene 14 hermosas imágenes sagradas que animan al lector a reflexionar de modo visual las verdades de la fe expresadas, y nos invitan a vivir la fe que profesamos en el Credo. En su defensa del arte cristiano, Sullivan recuerda el testimonio innegable de la historia en la herencia de 2000 años de arte cristiano de la Iglesia.

Sullivan sugiere un interesante método de acercamiento al arte cristiano, extraído de la lectio divina: “El Papa Benedicto XVI ha hablado varias veces de la práctica espiritual de la lectio divina, y ha animado a adaptaciones de esta antigua práctica monástica de lectura piadosa de la Escritura para hacerla más de uso, por así decir, para la ocupada gente de hoy”.

“Como catequista, esto me intrigó especialmente”, afirmaba Sullivan, “y, en mi libro, intento adaptar y aplicar la práctica espiritual de la lectio divina a las obras maestras del arte cristiano. Es por supuesto no disminuye la revelación única de la Sagrada Escritura como Palabra de Dios inspirada, sino la forma de ver y escuchar las obras de arte inspirada en la lectio divina nos puede ayudar a adquirir a través de la belleza una capacidad más profunda para el temor y el placer infantiles frente a la belleza divina”.

En el libro, Sullivan también afronta la difícil cuestión del arte y los jóvenes en nuestra moderna cultura visual. “Internet y entretenimiento de los media nos rodean cada día con información traída a través de múltiples y rápidas imágenes”, advierte. “Hoy podemos hablar de una verdadera ‘sobrecarga sensorial’ y, por ello, los padres, profesores y quienes están implicados en la formación espiritual de los jóvenes suelen sentirse frustrados cuando intentan competir con los mensajes populares llegados a través de una cascada incesantes de imágenes de la cultura visual”.

Sullivan, naturalmente, no cree que sea fácil convencer a los jóvenes de que entren en el mundo del arte sagrado, pero tiene esperanzas. “El poder de la belleza verdadera con su último origen en Dios ha atraído y capturado, a lo largo del tiempo, la imaginación religiosa de la gente. Incluso sugeriría que, precisamente porque los jóvenes están tan inundados de superficiales sobrecargas sensoriales, buscan aún más la belleza verdadera que refleja la trascendencia. Aunque la cultura visual popular ofrece imágenes degradantes y deshumanizadoras, lleva a jóvenes y adultos a buscar purificar los sentidos”.

El arte cristiano puede ser incluso un “antídoto”, puesto que “predispone el corazón y la mente de las personas a recibir con fe la revelación del Dios Trinitario en la persona de Jesucristo, la ‘imagen del Dios invisible’”.

Respondiendo a la tendencia reciente de explotar el poder del arte religioso al reinterpretarlo para proclamar una agenda popular o personal, Sullivan ofrece una serie de avisos prácticos para los catequistas, predicadores y padres que les ayuden a reclamar el verdadero mensaje cristiano de una obra de arte. A partir de la convicción fundamental de que las “obras de arte sagrado sólo pueden comprenderse de modo apropiado a la luz de la belleza de la fe de la Iglesia”, Sullivan observa que “tiene poco sentido interpretar el arte cristiano con pocas referencias a la fe cristiana que lo inspiró. La duda, la suspicacia y la intriga mercantil sobre la intención original de los artistas pueden estar de moda un día; la luz de 2000 años de fe e historia cristiana ofrece un punto de referencia más verdadero para interpretar su significado”.

Propone transformar “las malas interpretaciones de las obras de arte atesoradas en poderosos ‘momentos de enseñanza’ para los fieles que no sólo reclaman el verdadero significado cristiano de un obra maestra del arte, sino que son capaces, a través del arte, de entrar de modo más profundo en la belleza de la misma fe cristiana”.

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En la red:

Beauty of Faith: https://catalog.osv.com/Catalog.aspx?ProductCode=T264

Elizabeth Lev enseña arte y arquitectura cristianos en el campus italiano de la Universidad Duquesne y el programa de Estudios Católicas de la Universidad de Santo Tomas. Se puede contactar con ella en lizlev@zenit.org