CIUDAD DEL VATICANO, viernes 5 de febrero de 2010 (ZENIT.org) Las políticas europeas “deben adoptar el mensaje de Cuaresma del Santo Padre”, dijo ayer el presidente emérito del parlamento europeo y de la fundación “Konrad Adenauer” Hans-Gert Pöttering.

El funcionario participó en la rueda de prensa en la que fue presentado el mensaje de Benedicto XVI para la Cuaresma de 2010 “La justicia de Dios se ha manifestado por la fe en Jesucristo”, Romanos 3, 21 – 22.

“Necesitamos otra vez un espíritu europeo de solidaridad con todos los pueblos y culturas”, dijo Pöttering.

Señaló que este continente necesita vivir la solidaridad no sólo en cuestiones materiales, aunque este aspecto es importante, sino que también se hace necesaria “una renovación espiritual”.

Presencia de Dios en la justicia

Indicó que una “visión secular sobre la idea de justicia distributiva que se disocia de la idea de Dios se convierte en ideología”, y aseguró que muestra de ello es la caída del sistema socialista en Europa a finales del siglo XX.

Por ello, dijo que es importante “mantener el balance entre la idea de justicia, que duerme en el alma de cada ser humano y la realidad material, que puede siempre sólo ser pensada en relación con los demás, hacia nuestros semejantes y hacia el sistema en que vivimos”.

Aseguró estar convencido de que la solidaridad global no tiene que ver sólo con los bienes materiales: “Justicia y paz, redistribución y reconocimiento pueden sólo existir entre los pueblos y estados de este mundo si nosotros actuamos en solidaridad y hermandad”.

“Políticamente se habla de solidaridad”, agregó Pöttering. “Teológicamente siempre hemos hablado de caridad”, y aseguró que en los términos caridad, solidaridad y fraternidad “se encuentra la clave para una verdadera comprensión de la responsabilidad de los cristianos del mundo”.

Indicó cómo solidaridad y caridad traen consigo “la responsabilidad de defender y proteger la dignidad universal de cada ser humano en cualquier parte del mundo y en cualquier circunstancia”.

“Si queremos conservar la libertad y si queremos aumentar la justicia, entonces debemos poner el valor de la fraternidad y el de la solidaridad en el centro de nuestro pensamiento político”, insistió el presidente de la fundación “Konrad Adenauer”.

Señaló que Europa tiene necesidad de un nuevo espíritu de solidaridad “en nuestro mundo contemporáneo de globalización y de encuentro entre culturas y religiones”.

“Europa y la comunidad internacional tienen la obligación moral de asumir otras responsabilidades”, aseguró el funcionario.

Agregó que la solidaridad de Europa con el mundo “debe ser concreta” al enfrentarse con el hecho de que dos mil millones de personas que viven con menos de 1.5 dólares al mes.

Invitó a extender en todo le mundo el proyecto de la Organización Mundial de la Salud denominado “Unitaid” que combate enfermedades como el Sida, la malaria, la tuberculosis y otras enfermedades en 93 países más pobres.

Dicho proyecto se financia con una estrategia que tienen algunas aerolíneas que agregan a la tasa de impuestos de los pasajes aéreos, uno o dos dólares más y con ello se ha recaudado en los últimos tres años 1.500 millones de dólares.

Diálogo interreligioso

Pöttering indicó también que la paz y la justicia necesitan que los pueblos sean respetuosos hacia las convicciones religiosas.

“El respeto recíproco en el interior de un diálogo intercultural no significa cerrar los ojos ante de los contrastes insuperables”, advirtió.

“No obstante, lograremos detener el fanatismo en el mundo del siglo XXI sólo si privamos a los fanáticos, que quieren cambiar el mundo a través de la violencia, de los pretextos espirituales gracias a los cuales se pueden manipular las personas de buena voluntad”.

Para ello es importante un “diálogo de solidaridad” entre cristianos y musulmanes, y entre cristianos y judíos. “Lo necesitamos entre los privilegiados que viven la prosperidad y la libertad material y entre quienes viven marginados de la existencia social y cultural y que son excluidos del crecimiento económico y de las oportunidades tecnológicas”.

Pöttering concluyó su intervención asegurando destacando dos puntos del mensaje del Papa: “renunciar a la autosuficiencia y aceptar nuestra misión con humildad”.

Por Carmen Elena Villa