PARÍS, martes 9 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- “Catastrófico”, “apocalíptico”: los calificativos no faltan por desgracia para describir la situación de Haití, más de tres semanas después del terremoto que destruyó el país.
A la vuelta de una primera misión de expertos, Jean Robin, director de la ONG católica Fidesco* presente desde hace doce años sobre el terreno, ofrece a ZENIT su testimonio.
- Usted viene de pasar una semana en Haití para evaluar las necesidades y las estructuras que hay que restablecer, ¿qué ha constatado?
Jean Robin: La situación del país es catastrófica. Puerto Príncipe está devastado. Todo está en ruinas, como si la ciudad hubiera sido bombardeada.
Las réplicas continúan, casi a diario. Ya nadie entra en las casas, todo el mundo duerme fuera. La mayor parte de los haitianos han perdido su trabajo, su casa.
Miles de cadáveres se encuentran todavía bajo los escombros. El paisaje es apocalíptico.
- ¿Cómo viven los haitianos esta prueba?
Jean Robin: Cientos de miles de haitianos han dejado Puerto Príncipe par ir a las zonas rurales. Muchos tenían un pasaporte o un visado americano y han partido a los Estados Unidos.
En general, la población está asombrada. La vida continúa, los pequeños comercios retoman su actividad. Se trata de un pueblo cristiano que no es derrotista.
Es verdad que algunos se interrogan así: “Dios nos está castigando, ¿qué quiere decirnos?”.
Pero la mayoría de los haitianos saben que un seísmo es una catástrofe natural. Son valientes, se les ve rezar en la calle. Los haitianos luchan, quieren reconstruir su país.
¿Cuál es la acción de la Iglesia sobre el terreno?
Jean Robin: La Iglesia -que también ha sufrido duramente en el seísmo- es uno de los actores principales de la acción sobre el terreno.
Caritas internacional está presente en todas partes. Sigue siendo un elemento esencial en la reconstrucción del país.
- ¿Cuáles son las misiones que Fidesco tiene confiadas desde hace muchos años a los Voluntarios de Solidaridad Internacional (VSI) ?
Jean Robin: Antes del seísmo, teníamos en el lugar una pareja y tres niños, y dos chicas jóvenes célibes que trabajaban en misiones educativas y en un orfanato con los niños más desfavorecidos.
Todos nuestros voluntarios están sanos y salvos, les hemos repatriado. Una de ellas ha resultado herida, pasó 17 horas bajo los escombros. En estos momentos está en buenas manos, en un hospital francés.
Respecto a nuestras misiones, ahora están inservibles. Todo está por reconstruir.
- ¿No es un poco pronto para hablar de reconstrucción?
Jean Robin: Por el momento, estamos en una urgencia. Las personas carecen de alimento, de agua y de tiendas de campaña. Hemos abierto un pequeño campamento, de 150 personas, que pensamos ampliar.
Los agentes humanitarios están situándose. En su conjunto, las ONG están haciendo lo que pueden, lo cual no es algo evidente.
- ¿Ha constatado una buena coordinación humanitaria?
Jean Robin: Las reacciones son múltiples. Algunas se quejan de que las toneladas de materiales, de provisiones, son almacenadas en los almacenes y no llegan a la población.
En efecto, algunas zonas no han visto ni un solo camión de ayuda ni de urgencia humanitaria. La mayor parte de los campamentos son campamentos de improvisación, de suerte.
La coordinación está lejos de ser perfecta pero también está lejos de ser fácil. Me resulta difícil, pues, hacer un juicio.
- A día de hoy, ¿cuáles son sus proyectos para Fidesco?
Jean Robin: Queremos ayudar a que nuestros proyectos sigan adelante pero también lanzar nuevos proyectos.
Fidesco no es sólo una ONG que envía voluntarios a demanda de las Iglesias locales; también crea proyectos.
Queremos proponer unos proyectos de reconstrucción y de desarrollo duradero a largo plazo: escuelas, acción social, reinserción profesional, orfanatos.
Estamos en vías de evaluarlo con nuestros socios haitianos con los que hemos trabajado toda esta semana.
Y por eso necesitamos donaciones: las necesidades son enormes. Vamos a tener que reconstruir de manera diferente. Es una urgencia.
* Fidesco es una de las más importantes ONG francesas de envío de voluntarios reconocidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Organización católica de solidaridad internacional creada en 1981 por la Comunidad del Emmanuel, Fidesco envía desde hace casi 30 años voluntarios esencialmente a los países del Sur. Ellos ponen sus habilidades profesionales al servicio de proyectos de desarrollo, de ayuda a las poblaciones locales o de acciones humanitarias. 170 voluntarios están actualmente en 35 países para misiones de 1 a 2 años renovables.
Para hacer un donativo: http://www.paray.org/eDonate/index.jsp?site=FidescoS〈=FR
[Por Marine Soreau, traducción del francés por Patricia Navas]