Colombia: La Iglesia abre diálogo con bandas emergentes con el aval del Gobierno

Con el fin de reducir los niveles de violencia de estos ex paramilitares

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BOGOTÁ, miércoles 10 de febrero de 2010 (ZENIT.org).- Con el aval del Gobierno Nacional, obispos católicos han establecido puentes de comunicación con las llamadas bandas emergentes que tienen presencia en varias regiones de Colombia, con el fin de buscar un posible cese de hostilidades que reduzca los niveles de violencia.

Representantes de la Iglesia Católica habían manifestado con anterioridad su preocupación ante el recrudecimiento de la violencia, así como el resurgimiento de bandas emergentes en diferentes zonas del país, especialmente en las áreas de frontera. Ante estos hechos se ofrecieron a facilitar el diálogo entre el Gobierno y los grupos ilegales.

El obispo de Montería Julio César Vidal Ortiz, precisó que “ellos (los integrantes de esos grupos armados ilegales) están dispuestos a iniciar un acercamiento con cese de hostilidades y también con diálogo”.

Monseñor Vidal Ortiz afirmó que el presidente Álvaro Uribe Vélez, quien se reunió con el Episcopado este ocho de febrero, “nos dio el aval para continuar con estos diálogos y acercamientos”.

El obispo de Montería afirmó que esas organizaciones “deben llegar a un sometimiento a la justicia” y confía en que “el Gobierno les abra un espacio de reconciliación”.

Indicó también que ha tenido algunos contactos con miembros de las llamadas bandas emergentes de “Los Rastrojos” y “Los Paisas”, conformadas por paramilitares desmovilizados de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y vinculadas por las autoridades con actividades de narcotráfico.

Monseñor Vidal Ortiz explicó que, debido a la presencia y enfrentamientos entre esas organizaciones, en el año 2009 se registraron unos 600 asesinatos, y en lo que ha transcurrido de 2010 ya se han contabilizado 40 muertes violentas.

“Desde septiembre pasamos la propuesta de buscar acercamientos con las bandas emergentes, y ellos están dispuestos a iniciar un cese de hostilidades y, en un futuro, procesos de diálogo con el Gobierno”, explicó.

Por su parte, monseñor Jaime Prieto Amaya, obispo de Cúcuta, denotó preocupación por la situación en esta ciudad fronteriza, donde han resurgido bandas en barrios nuevos, en los cuales difícilmente hay un control estatal.

Monseñor Prieto Amaya aseguró que ha organizado un grupo, al que denominó “motor”, para buscar acercamientos con grupos “mutantes”, integrados por ex paramilitares.

“No son bandas emergentes, son ‘mutantes’, porque son más peligrosas que las anteriores. Son personas que estuvieron en grupos paramilitares o guerrilleros que van progresivamente a conformar nuevos grupos, con controles más sangrientos”, opinó.

“Nosotros como Iglesia, sea ‘paraco’ (paramilitar), guerrillero, ‘emergente’ o ‘mutante’, tenemos que establecer diálogos pastorales con ellos”, dijo el prelado en declaraciones a los medios de comunicación reunidos en Bogotá en el marco de la Octogésima Octava Asamblea del Episcopado colombiano.

La propuesta de acercamiento con las bandas de “Los Rastrojos” y “Los Paisas”, fue impulsada el año pasado por el obispo de Montería. Inicialmente no tuvo acogida, pero después fue aceptada y alabada por el presidente Álvaro Uribe en la reunión sostenida con los obispos en la Asamblea Nacional de la Conferencia Episcopal.

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ZENIT Staff

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