MÉXICO, martes 23 de febrero de 2010 (ZENIT.org – El Observador).- Desde el 28 de enero y hasta el 30 de mayo del presente año está abierta al público, en el Museo Nacional de Arquitectura del Palacio de las Bellas Artes –en la ciudad de México–, la exposición 55 años de arquitectura: Fray Gabriel Chávez de la Mora. Mística y arte, con la que se celebra la trayectoria de este renombrado arquitecto y monje benedictino.
Chávez de la Mora es reconocido internacionalmente por haber contribuido a la reforma de la arquitectura religiosa: hay obras suyas que son pioneras en el más amplio sentido del término, tanto porque presentaron una nueva forma de abordar la solución del género religioso, como por haber sido las primeras, adelantándose a las disposiciones que emanaron del Concilio Vaticano II en el ámbito litúrgico, concretamente en lo que toca a los espacios sagrados.
Profundo conocedor de la liturgia, Fray Gabriel Chávez, se ha distinguido por ser un destacado creador que lo ha llevado a desarrollar la orfebrería, la pintura, la escultura, el diseño de vitrales, el diseño de textiles y el diseño gráfico, entre otros.
Ha realizado obras en Estados Unidos, Canadá, Italia y el Vaticano, Francia, España, Colombia, Costa Rica y Guatemala. Entre sus principales obras se encuentra la nueva Basílica de Guadalupe, en colaboración con el arquitecto Pedro Ramírez Vásquez y la Capilla guadalupana en el Vaticano.
La muestra expuesta en Bellas Artes –considerada como “un ejemplo del encuentro del alma y el espíritu con los espacios” –, presenta carteles, maquetas, vitrales y un conjunto de más de 70 piezas originales que evidencian la variedad y calidad del trabajo de este singular benedictino.
Fray Gabriel Chávez de la Mora nació en Guadalajara, Jalisco el 26 de noviembre de 1929. Estudió en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Guadalajara. Ingresó a la Orden de San Benito en el Monasterio de Santa María de la Resurrección en 1955.
Después de estudiar teología en el Seminario Conciliar de México fue ordenado sacerdote por el obispo Sergio Méndez Arceo en 1965. A fines de 1967 se trasladó a la Ciudad de México, donde se le encomendó el diseño de la Abadía del Tepeyac, su Monasterio de residencia. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos a nivel internacional.
Por Gilberto Hernández