79 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza en Europa

Dijo el presidente de la COMECE en su Asamblea Plenaria

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BRUSELAS, jueves 15 de abril de 2010 (ZENIT.org).- La Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE) abrió este miércoles su Asamblea Plenaria de primavera con un informe de su presidente Adrianus van Luyn, obispo de Rotterdam. En el mismo, destacó que 79 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza en Europa.

El principal tema de la Asamblea, a la que asisten los 21 obispos miembros, es “2010, Año Europeo para Combatir la Pobreza y la Exclusión Social”.

En su intervención el presidente de la COMECE recordó que el 1 de diciembre de 2009 entró en vigor el Tratado de Lisboa, habló sobre las futuras tareas del nuevo presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y expresó su satisfacción por que este haya “aceptado nuestra invitación de venir a tomar la palabra ante nuestra Asamblea Plenaria y que tengamos la ocasión de intercambiar nuestras ideas con él mañana en un diálogo informal”.

Sobre el diálogo entre la Unión Europea y las Iglesias y comunidades religiosas, que existe desde 2006, dijo que “no se trata de reinventar o crear este diálogo sino más bien de dotarle de una estructura que impulse más el diálogo existente para hacer fructificar lo que se ha desarrollado lentamente”.

El presidente de la COMECE señaló su decepción por los pobres resultados de la cumbre sobre el Clima de Copenhague.

Sobre el Año Europeo contra la Pobreza y la Exclusión, monseñor van Luyn afirmó que “los sistema de seguridad social en el seno de la Unión Europea son de los más avanzados del mundo. Y sin embargo, muchos europeos viven todavía hoy bajo el umbral de la pobreza”. Las causas según el obispo de Rotterdan son muy complejas pero las cifras hablan por sí solas.

79 millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza (el 60% de los ingresos medios del país en el que la persona vive). Es decir, el 16% de los europeos.

Un europeo de cada diez vive actualmente en un hogar en el que nadie trabaja. Pero incluso el trabajo no protege siempre del riesgo de la pobreza. Además, la crisis económica y financiera ha originado un alza del paro en toda Europa.

Para el 8% de los ciudadanos de la Unión Europea, el trabajo no basta para escapar de la pobreza.

En la mayoría de los países miembros, los niños están, más que los adultos, expuestos al riesgo de pobreza. El 19% de los niños están amenazados por la pobreza, es decir 19 millones de personas.

El presidente de la COMECE afirmó que esta se dedicará “a este tema de manera más profunda” en esta Asamblea. Existe un grupo de trabajo con representantes de la COMECE, de la KEK (Conferencia de Iglesias Europeas), de Caritas Europa y de Eurodiaconie con el fin de elaborar un documento común sobre el fenómeno de la pobreza y propondrá políticas concretas de lucha contra ella.

Sobre la revisión del Tratado de no Proliferación Luclear, el obispo afirmó que, en las últimas semanas, se ha dado un paso concreto “que refuerza nuestra esperanza”. Recordó que el 8 de abril pasado los presidentes Obama y Medvedev firmaron en Praga un “nuevo START”. “Todo esto nos hace esperar que las negociaciones de revisión del Tratado en mayo próximo aportarán nuevos avances en el desmantelamiento de los armamentos nucleares”, subrayó.

Sobre la crisis económica y financiera, tras recordar la crisis griega y su repercusión europea, dijo que uno se puede preguntar si los obispos pueden dar algunos consejos a la UE, “habida cuenta de la situación crítica en la que se encuentra”. Sin ser expertos, señala, “debemos hacer una contribución que deje de lado los aspectos técnicos para superar la crisis, para concentrarnos en puntos más fundamentales”.

“Partiendo de la doctrina social de la Iglesia, no podemos llegar a otra conclusión que esta: la fuente de la crisis hay que buscarla en un mal ordenamiento de los valores. Si quien se preocupa del bien común no es tomado en consideración, sino más bien quien busca su interés individual, entonces el ordenamiento moral no tiene sentido. Es el momento de plantearse de nuevo las cuestiones de sentido: la cuestión de por qué y con qué fin, la cuestión del sentido de la ética, del actuar justo”, puntualizó.

La crisis, añadió, “nos presenta el desafío de cambiar nuestros modelos de manera consecuente para concentrarnos en los esencial; preservar la dignidad humana y el bien común para nuestra generación y las venideras”.

El presidente de la COMECE señaló que “sería esencial reencontrar la justa medida de las cosas, el equilibro entre diferentes polaridades”:

“El equilibrio entre la comprensión del hombre, por una parte como individuo libre, y por otra como persona, es decir como ser relacional, interdependiente y viviendo en relación”.

“El equilibrio entre las relaciones funcionales –ligadas a la cuestión ‘qué es lo que me es más útil’- y las relaciones fundamentales, independientes de la realización”. “La conciliación entre los interese individuales legítimos y los intereses de todos, es decir el bien común”.

“La tensión entre legalidad –lo que es permitido por la Ley- y Justicia. Lo que es legal, es decir jurídicamente permitido, no es necesariamente justo, es decir justificado en el nivel de la justicia y la moral”.

El presidente de a COMECE concluyó proponiendo a los obispos presentes dirigir una carta al Santo Padre, con motivo del quinto aniversario de su elección, para expresarle “nuestros mejores deseos así como nuestro agradecimiento por su incansable contribución a una Europa cristiana”.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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