BELÉM, viernes 16 de abril de 2010 (ZENIT.org).- El hacendado Vitalmiro Bastos de Moura, conocido como Bida, fue condenado al final de la noche del lunes a 30 años de reclusión, en Belém, Brasil, por haber mandado matar a la misionera estadounidense, naturalizada brasileña, hermana Dorothy Stang, hace cinco años.
Según informa la Conferencia Episcopal de Brasil, tras más de 14 horas de juicio, Bida fue considerado por la mayoría de los jurados autor de homicidio doblemente calificado (por haber hecho promesa de recompensa y un recurso que imposibilitó la defensa de la víctima), con el agravante de que la víctima, hermana Dorothy, era anciana.
La hermana Dorothy Stang, natural de Dayton, Ohio, trabajó durante treinta años para preservar el bosque húmedo y defender los derechos de los campesinos pobres del Amazonas.
La fiscalía dijo que Vitalmiro Moura ordenó matar a Dorothy Stang, en el 2005, debido a que impidió que él y otro hacendado se apoderaran de las tierras que el Gobierno cedió a los campesinos.
El juez Raimundo Moisés Flexa afirma en la sentencia que la personalidad de Bida es “perversa y cobarde” y la religiosa, a su vez, era “una anciana indefensa”.
Los actos del hacendado “niegan la propia racionalidad humana”, dijo el magistrado a una platea de personas en apoyo de Stang, que rezaban con las manos unidas y conmemoraban de modo comedido.
De esta forma, Bida sigue siendo el único mandante de un crimen agrario que está preso en Pará, estado con la historia agraria más violenta del país.
“Se ha hecho justicia. Mi hermana estaría muy feliz. Ella creía en el sistema judicial brasileño”, dijo David Stang, hermano de Dorothy que vive en Estados Unidos, y estuvo en Belém el lunes para el juicio.
A final de mes, Regivaldo Pereira Galvão, el otro acusado de ser mandante de la muerte de Stang, en asociación con Bida, debe presentarse también ante el tribunal.
Muerta en febrero de 2005, Dorothy Stang era una de los principales líderes de los pequeños productores rurales de la Amazonia. Luchaba por la reforma agraria y denunciaba delitos ambientales, laborales y agrícolas.
Su asesinato, en uno de los principales escenarios del conflicto agrario amazónico, obtuvo repercusión internacional y originó un documental, “Mataron a la hermana Dorothy”, del estadounidense Daniel Junge, que fue preseleccionado a los premios Óscar del año pasado.
Este caso ha sido visto como una prueba de la voluntad de Brasil de oponerse a la ausencia de ley en el Amazonas, donde al menos 1.200 personas fueron asesinadas en las últimas dos décadas por conflictos de tierras.
El caso de Bida ha estado lleno de dificultades. Fue sentenciado a 30 años en mayo de 2007 pero, un año después, la sentencia fue anulada en un nuevo juicio. Pasado otro año, el nuevo juicio fue sobreseído y la decisión del lunes ha puesto finalmente al hacendado tras las rejas.
Por su parte, Rayfran das Neves Sales, que confesó haber disparado a la hermana Dorothy, está cumpliendo una sentencia de 28 años de cárcel.
La fiscalía afirma que a Neves Sales se le ofrecieron 25.000 dólares por matar a la religiosa después de que ella luchara por conservar una zona de jungla que los hacendados querían deforestar para dedicarla a la cría de ganado.
Por Nieves San Martín