CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 21 de abril de 2010 (ZENIT.org).- La estatua de «la Virgen bombardeada» de Nagasaki, que sobrevivió a la bomba atómica, fue bendecida este miércoles por Benedicto XVI en la plaza de San Pedro del Vaticano.
La imagen de María, de madera, desfigurada durante el ataque nuclear del 9 de agosto de 1945, en la catedral de Urakami, realiza una peregrinación de la paz en España y en los Estados Unidos, pasando por Roma. La estatua llegó a Japón en 1930, en barco, procedente de Italia.
El arzobispo de Nagasaki, monseñor Mitsuaki Takami, junto a un grupo de peregrinos saludó al Papa al final de la audiencia general y, a continuación, el pontífice bendijo la estatua.
Monseñor Takami ha explicado que había escuchado hablar de la Virgen de Guernica, en el País Vasco español, bombardeada durante la Guerra Civil española, el 26 de abril de 1937, por la aviación alemana e italiana, y que inmediatamente pensó en la estatua que había aparecido entre los escombros de Nagasaki.
En las dos imágenes, el prelado percibió un signo de paz, que promueve con esta peregrinación.
«Espero que la peregrinación no sólo permita que más personas conozcan el sufrimiento causado por el bombardeo atómico, sino que también se convierta en un llamamiento por la paz con el uso de métodos no violentos», reconoce monseñor Takami.
La idea de la peregrinación es de un católico de Nagasaki, quien tuvo la idea de visitar varias ciudades de España, incluyendo la Sagrada Familia de Barcelona, antes de llegar a Guernica.
A su llegada a Guernica, los peregrinos japoneses visitarán el Museo de la Paz, donde se presenta entre marzo y mayo una exposición sobre los bombardeos atómicos de Hiroshima y de Nagasaki.
El 26 de febrero, los obispos de Hiroshima, monseñor Joseph Atsumi Misue, y de Nagasaki, monseñor Takami, dirigieron un mensaje al presidente de los Estados Unidos, al gobierno japonés, y a las naciones del mundo para que den «pasos valientes» hacia una «eliminación total de las armas nucleares» y la «edificación de un mundo sin guerras».
Los obispos japoneses hacían asimismo un llamamiento a la aprobación y cumplimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear.
Por Anita S. Bourdin
–Más información en El destino afín de las imágenes de la Inmaculada de Nagasaki y Guernica