WASHINGTON, D.C., viernes 30 de abril de 2010 (ZENIT.org).- La cultura de nuestra edad moderna secular se define por el sufrimiento, afirmó el obispo de Tulsa (Oklahoma) monseñor Edward Slattery en una Misa celebrada en la inauguración del quinto aniversario de Benedicto XVI.
El prelado se dirigió a una gran multitud en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, en Washington, D.C., el pasado domingo, en una solemne Misa pontifical.
El obispo recibió recientemente la invitación a presidir la Misa tradicional de rito latino, que fue celebrada en la forma extraordinaria.
Sustituyó al cardenal Darío Castrillón Hoyos, antiguo presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei, a quien se le había pedido inicialmente presidirla.
El cardenal Castrillón ha estado en el punto de mira este mes, cuando la agencia de noticias francesa Golias publicó una carta de 2001 en la que expresaba su apoyo a un obispo que no informó sobre un sacerdote pederasta.
El Instituto Paulus, que organizó el evento del sábado, expresó su preocupación de que este escándalo tomara protagonismo en detrimento de la “solemnidad, reverencia y belleza de la Misa”.
El presidente del instituto, Paul King, destacó que la presencia del cardenal Castrillón podía dar lugar a importantes problemas de seguridad que no estaban preparados para afrontar.
De esta manera, la entidad pidió al obispo Slattery, que tiene experiencia en la celebración de Misas de rito latino, si quería presidir el evento.
El obispo Slattery reconoció en su homilía que “nos reunimos ante la mirada feroz del escrutinio mundial”.
Aflicción
También se refirió al “enorme sufrimiento” que “nos rodea y que hace tanto para determinar la cultura de nuestra edad moderna”.
“Desde el enorme sufrimiento de Su Santidad estos meses pasados al sufrimiento de los mártires más recientes de la Iglesia en India y África, pasando por el sufrimiento de los pobres y de los desposeídos y los indocumentados y por las lágrimas de las víctimas de abuso y negligencia”.
“Desde las mujeres que han sido engañadas y han creído que el aborto era un simple procedimiento médico y perdido parte de su alma con el asentimiento de los abortistas, pasando ahora por la angustia de los que sufren cáncer, diabetes, sida o enfermedades psíquicas de nuestra época, éste es el sufrimiento de nuestro pueblo que define la cultura de nuestra edad moderna secular”, dijo el obispo.
Y continuó: “Nuestro dolor y angustia podrían deshumanizarnos, ya que tiene el poder de encerrarnos en nosotros mismos de tal manera que viviríamos siempre en el caos y la confusión si no recordamos que Cristo -nuestra esperanza- ha resucitado por nosotros”.
El prelado afirmó que Nuestro Señor “se revela a los que sufren en Cristo, a los que humildemente aceptan su dolor como una participación personal en su pasión y a los que obedecen el mandato de Cristo de tomar nuestra cruz y seguirlo”.
Explicó que el sufrimiento, “el tuyo, el mío, el del Pontífice, está en el centro de la santidad personal, porque es nuestra participación en la obediencia de Jesús, que revela su gloria”.
“Éste es el medio por el que nos hace testigos de su sufrimiento y partícipes de la gloria que está por venir”, añadió el obispo Slattery.
“No os desaniméis por el hecho de que muchos en la Iglesia no hayan comprendido todavía esto”, indicó, “y menos todavía en el mundo se atrevan a considerarlo así, pero vosotros sabéis que eso es verdad”.
“Y eso es suficiente”, afirmó el prelado, “diez hombres que susurran la verdad hablan más fuerte que cien millones que mienten”.
En referencia a la situación actual en la Iglesia, concluyó afirmando que “debemos – todos nosotros – hacernos santos a través de lo que sufrimos”.