CIUDAD DEL VATICANO, lunes 3 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI a Turín, este domingo, ha servido para que los cristianos comprendan mejor el valor que tiene la Sábana Santa.
El pontífice no utilizó el término «reliquia», sino que en su meditación ante el sudario habló de «icono escrito con la sangre», «que corresponde totalmente con lo que nos dicen los Evangelios sobre Jesús».
El Santo Padre no habló en ningún momento de los estudios científicos sobre la datación de la tela, que en algunos ambientes suscitan polémicas.
Como había aclarado el cardenal Severino Poletto, arzobispo de Turín, en las vísperas de la visita, la fe de los cristianos en la resurrección de Jesús no depende de este lienzo, que según la tradición envolvió el cuerpo de Jesús en el Santo Sepulcro.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, había explicado en el último editorial de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, el motivo por el cual el Papa presenta este lienzo de más de cuatro metros como «icono».
«Más que el origen misterioso de esta imagen, lo que atrae es la manera impresionante en que corresponde, en numerosísimos detalles, con la narración de la Pasión de Cristo en los Evangelios: las llagas, la sangre derramada, las heridas de la corona de espinas, los golpes de la flagelación», constataba.
«Y, en el centro, el rostro solemne del crucificado, un rostro que corresponde con los esquemas más antiguos de la iconografía cristiana, que a su vez la confirma e inspira», afirmaba el padre Lombardi.
Al visitar el 24 de mayo de 1998 la catedral de Turín, Juan Pablo II tampoco había hablado de la Sábana Santa como «reliquia», sino más bien como «un reto a la inteligencia» por los interrogantes que plantea a los investigadores, así como «espejo del Evangelio», por su capacidad para reflejar los signos visibles de la pasión y muerte de Cristo.
Las meditaciones de los dos pontífices se han complementado para ofrecer a los millones de peregrinos que visitan la Sábana Santa, del 10 de abril al 23 de mayo, su profundo valor, independientemente de los estudios científicos que algunos expertos reivindican para seguir aclarando dudas.
De este modo los creyentes pueden comprender mejor lo que buscan al venerar la Sábana Santa: «deseamos conocer a Dios y le podemos conocer a través del rostro de Cristo», concluye el portavoz vaticano.
Por Jesús Colina