El Bicentenario argentino, oportunidad para la integración urbana

Según el Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia

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BUENOS AIRES, domingo, 16 de mayo de 2010 (ZENIT.orgAica).- El Equipo de Sacerdotes para las Villas de Emergencia de Argentina consideró hoy que la celebración del Bicentenario patrio en Buenos Aires es una ocasión para «reconocer al pueblo que habita la Villa como un interlocutor al que hay que primeramente escuchar para entrar en un diálogo fecundo».

     «Una escucha sincera y eficaz que lleve soluciones reales, que ayuden a recuperar la confianza del vecino común de la Villa en los funcionarios públicos y en la justicia», subraya el documento «Bicentenario e integración urbana» difundido tras una misa en la parroquia Cristo Rey, de la Villa 31 de Retiro, con motivo de un nuevo aniversario del asesinato del padre Carlos Mugica (1930-1974).

     Los sacerdotes del Equipo para las Villas de Emergencia, que integran el clero de la arquidiócesis de Buenos Aires, estiman que «este tipo de escucha ciertamente ayudará a bajar los niveles de enojo y de violencia que a veces vemos en los barrios».

     Tras advertir que «no alcanza conocer el barrio a través de punteros políticos» ni tampoco «conocer la Villa a través de la televisión o los diarios», explicaron que «no alcanza, porque aquí estamos hablando de que se desatienden los derechos más elementales: el derecho a la alimentación, el acceso al agua, a la educación básica, al cuidado de la salud, a una vivienda digna».

     Asimismo, lamentan que «en la gran ciudad muchas veces se reivindica el derecho a lo superfluo y nos olvidamos que en la periferia de la misma se vulneran los derechos más elementales».

     «El Evangelio de Jesús nos enseña que cada persona es sagrada, cada una tiene una dignidad infinita y debemos respetarla. Esta Buena Noticia debe ser anunciada y realizada entre los más pobres. El programa de Jesús, ese camino que va desde los pobres a todos, nos parece un programa más que válido a la hora de trazar políticas de Estado, a la hora de legislar y a la hora de juzgar», destacaron.

     El Equipo insistió en que «si tenemos pasión por el bien, si realmente queremos pagar la deuda social en los barrios más pobres de la Ciudad, la celebración del Bicentenario se presenta como una gran oportunidad», e indicó que se trata de seis años -2010-2016- para «escucharnos y a través del diálogo buscar consensos que nos permitan realizar acciones concretas, que ayuden a integrar las Villas a la Ciudad de Buenos Aires».

     Y enumeran una serie de pasos: «En un primer paso habría que buscar un método para escuchar a los vecinos de las Villas, recogiendo así los deseos y necesidades que el pueblo de la Villa experimenta. Tal vez, por ejemplo, se descubra que primero desean una escuela cerca, o una guardería para que las mamás puedan salir a trabajar y sólo luego cambiarle el nombre a las calles, para que no sean los mismos nombres que las de otras calles de la ciudad».

    «Obviamente se necesita alguien en el Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires que tenga la mirada del conjunto de estas aspiraciones de los vecinos de las Villas y articule la necesaria participación de distintos ministerios y áreas del Estado, para que en lo concreto del trabajo de integración de las Villas al todo de la Ciudad no se superpongan roles y funciones, ni se actúe de manera desarticulada».

     «También es necesario más allá de las diferencias políticas, el diálogo, el consenso y las acciones comunes entre el gobierno nacional y el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires sobre temas que hacen a la promoción y al cuidado de los más pobres que viven en las Villas de la Ciudad.

     Los llamados «curas villeros» reiteran que «el Bicentenario nos da la posibilidad de mirar hacia delante, de proyectar, de votar un presupuesto, de realizar acciones concretas y de evaluar los objetivos consensuados. Por consiguiente es necesario una vez escuchados a los vecinos de estos barrios trazar políticas de Estado más allá de quien gobierne».

     «Estamos hablando entonces de un acuerdo social y político que favorezca la integración de las Villas a la Ciudad. La deuda social es enorme, visualizamos esta propuesta como un camino para alcanzar una mayor justicia social. Pedimos a la Virgen de Luján, Madre del Pueblo, que nos inspire los caminos para celebrar un Bicentenario con justicia e inclusión social».

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ZENIT Staff

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