CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 16 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Con su viaje a Portugal, Benedicto XVI ha enseñado a la Iglesia a analizar las dificultades actuales a luz del mensaje de la Virgen María en Fátima, es decir, con los ojos de Dios, considera el portavoz de la Santa Sede.
Al hacer un balance de la visita apostólica a Portugal, realizada del 11 al 14 de mayo, el padre Federico Lombardi S.I., director de la oficina de Información de la Santa Sede, ha explicado lo que el pontífice quería decir cuando afirmaba que che la profecía de Fátima no ha concluido.
El Papa quiere decir «que no tenemos que esperanos de Fátima, de lo que dijeron los pastorcillos, los videntes, profecías que anuncien eventos concretos para los próximos años o el próximo siglo. Esto no está en cuestión», confirma el padre Lomardi.
La historia con los ojos de Dios
«La profecía de Fátima, en la perspectiva del Papa, que debe ser nuestra perspectiva –añade Lombardi–, significa haber aprendido a leer los acontecimientos de nuestra historia, el camino de la Iglesia con sus dificultades y sus esperanzas a la luz de la fe, es decir, bajo la mirada de Dios, que sigue a la Iglesia y a la humanidad en camino, que actúa con su gracia para acompañar a quienes se dirigen a Él, y nos invita a comprometernos en esta historia, comenzando con nuestra conversión para actuar según los criterios del Evangelio».
«La profecía, entendida como lectura de la realidad humana y de la historia humana, característica de Fátima, nos ha enseñado a mirar no sólo nuestra vida personal, sino también la vida de la Iglesia y de la humanidad bajo la luz de Dios, de su amor, y con el compromiso de convertirnos, de hacernos testigos cada vez más fieles del amor de Dios en el mundo en el que vivimos y en nuestra historia».
«Es un mensaje profético que sigue siendo de gran actualidad y lo será en el futuro», opina el portavoz vaticano.
La peor persecución procede del pecado
Una de las frases del Papa por las que se recordará este viaje es la declaración que dirigió a los periodistas, en vuelo hacia Lisboa, cuando aseguró che la gran persecución de la Iglesia no viene de los enemigos externos, sino del pecado del interior de la Iglesia.
«Ha permitido comprender que los sufrimientos, las dificultades que encuentra la Iglesia, incluso las que se refieren a la situación de los meses recientes o de estos años, en los que la Iglesia experimenta tantas dificultades como consecuencia de los pecados de sus miembros –los abusos sexuales– son algo con lo que la Iglesia carga: por desgracia carga incluso la realidad del pecado. Y por este motivo el mensaje de Fátima es sumamente actual e importante, pues nos habla de conversión, nos habla de penitencia, para renovarnos de manera que nuestro testimonio sea coherente».
«Por tanto, en el contexto de una lectura amplia del significado del acontecimiento de Fátima, desde un punto de vista espiritual, no sólo hay que pensar en las persecuciones que proceden del exterior, que ciertamente han tenido un gran papel en los sufrimientos y en las dificultades de la Iglesia, por ejemplo, en el siglo pasado, y que incluso ahora siguen y seguirán existiendo. Ahora bien, el Papa ha observado que los sufrimientos y las dificultades de la Iglesia vienen también de nuestro interior, es decir, del hecho de ser pecadores, y por este motivo, el mensaje de conversión y de penitencia tiene particular actualidad e importancia».
«Esto me ha parecido verdaderamente muy hermoso, muy importante: ver cómo el Papa ha sido capaz de introducir el tema que nos aflige en estos últimos meses, los abusos sexuales, en una perspectiva espiritual muy amplia. Por tanto, reconociendo su gravedad, pero integrándola en la condición de la Iglesia en el mundo, de la Iglesia ante Dios y de su camino, que tiene que ser siempre de purificación, de renovación».
«Y lo ha hecho con mucha naturalidad, en la condición de Iglesia peregrina, dando por tanto la ocasión a todos los que se encontraban en Fátima, y a toda la Iglesia, de rezar intensamente, de cultivar un espíritu de renovación y de conversión precisamente para que la Iglesia sea testigo más límpido y eficaz para el mundo de hoy y de mañana».
«Superior a las expectativas»
Para el padre Lombardi el balance del decimoquinto viaje apostólico internacional, el primero a Portugal, es «superior a las expectativas»
«Podemos decir que ha sido un viaje maravilloso. La acogida ha sido enorme, cálida, ha sido incluso superior a las expectativas de los organizadores. El Papa ha quedado muy impresionado, muy contento y se ha sentido muy apoyado».