SHANGHAI, lunes 17 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- La diócesis china de Shanghai inició el pasado martes el Año de Mateo Ricci, que celebrará hasta el 11 de diciembre con motivo del aniversario de los 400 de la muerte del misionero pionero en China.
Con un acto celebrado en el seminario de Sheshan, a las afueras de la ciudad, comenzó este tiempo especial de gracias en el que la Iglesia pide un impulso a la tarea evangelizadora entre los sacerdotes, los religiosos y los laicos, dijo el obispo de Shanghai, monseñor Aloysius Jin Luxian en la ceremonia.
Este acontecimiento “no es sólo una conmemoración, sino también tiene un significado práctico” para los católicos sobre cómo pueden continuar el trabajo de este jesuita de origen italiano de adaptar la fe a la cultura china, explicó.
La diócesis ha preparado un programa de actividades para estos siete meses, que incluye un seminario, la composición de un himno,encuentros de oración y una ordenación sacerdotal para cerrar este año especial.
El acto oficial de apertura del pasado 11 de mayo se celebró al término de una peregrinación diocesana al santuario mariano de Sheshan.
Unos mil católicos se reunieron en la elevada basílica menor de Santa María para rezar por el fortalecimiento en el seguimiento de los pasos del Padre Ricci, que vivió entre los años 1552 y 1610.
En el acto, el obispo auxiliar de Shanghai, monseñor Joseph Xing Wenzhi, destacó que el Padre Ricci siguió las costumbres chinas, entendió la cultura china y mantuvo amistad con intelectuales chinos.
Él “merece ser modelo para nuestra diócesis de difusión del Evangelio en estos tiempos de rápidos cambios”, afirmó.
También asistió al evento de apertura del Año Ricci el cónsul general de Italia en Shanghai, Massimo Roscigno, quien animó a seguir el ejemplo del misionero de forjar “amistad entre China e Italia”.
Amistad fecunda
Además, indicó que si el sacerdote no hubiera recibido ayuda de su mejor amigo chino Pablo Xu Guangqi, no hubiera podido completar sus escritos en chino o traducir a los clásicos chinos al latín.
De hecho, algunos católicos en China tienen la esperanza de que ese amigo, el primer católico de Shanghai, también pueda ser proclamado santo junto al padre Matteo Ricci.
Pablo Xu Guangqi (1562-1633) fue un oficial imperial que colaboró estrechamente con el jesuita italiano en la traducción de textos occidentales sobre matemáticas, hidráulica, astronomía, trigonometría y geografía al chino.
También tradujeron juntos clásicos del confucianismo al latín, introduciendo así en Europa la filosofía china dominante.
El Padre Ricci llegó a Pekín en 1601 y el emperador chino le permitió permanecer en la capital hasta su muerte, el 11 de mayo de 1610.
Su diócesis nativa, la italiana Macerata, relanzó su proceso de beatificación en enero, y algunos católicos de Shanghai esperan que Xu pudiera tener el mismo honor, empezando su diócesis un proceso similar pronto.
El obispo jesuita de Shanghai, monseñor Aloysius Jin Luxian, de 94 años, explicó que muchas organizaciones diocesanas, como una escuela, la editorial, un centro de servicios sociales y una residencia de personas mayores, llevan el nombre de Xu Guangqi.
Xu fue un burócrata nacido en Shanghai, científico de los ámbitos de la agricultura, la astronomía y las matemáticas de la dinastía Ming.
Conoció al Padre Ricci el año 1600 y quedó impresionado por su sabiduría y santidad. Tres años después, fue bautizado y tomó el nombre de Pablo.
Invitó a otro sacerdote jesuita a evangelizar su ciudad natal y así nació la primera familia católica en Shanghai.
Coincidiendo con la Exposición Universal, el Museo de Shanghai exhibe la exposición Matteo Ricci: Un encuentro de civilizaciones en la China Ming, que puede visitarse desde este mes de mayo hasta el próximo octubre.