CIUDAD DEL VATICANO, jueves 20 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- El Papa destacó hoy el potencial de la religión y la cultura para incentivar el diálogo y la cooperación entre los pueblos.
Lo hizo en su discurso al nuevo embajador de Mongolia ante la Santa Sede, Luvsantersen Orgil, al recibirle en el Vaticano con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.
“La religión y la cultura como expresiones interrelacionadas de las aspiraciones más profundas de nuestra humanidad común, naturalmente sirven como incentivos para el diálogo y la cooperación entre poblaciones en el servicio a la paz y al genuino desarrollo”, declaró.
Para Benedicto XVI, “el auténtico desarrollo humano, en efecto, debe tener en cuenta toda dimensión de la persona, y así aspirar a esos bienes más altos que respetan la naturaleza espiritual del hombre y su destino último”.
En este sentido, el Papa expresó al representante de Mongolia su aprecio por el constante apoyo del Gobierno para garantizar la libertad religiosa.
“El establecimiento de una comisión encargada de la aplicación justa de la ley y de la protección de los derechos de conciencia y del libre ejercicio de la religión se erige como un reconocimiento de la importancia de los grupos religiosos en la estructura social y de su potencial para promocionar un futuro de armonía y prosperidad”, afirmó.
También destacó “el deseo de los ciudadanos católicos de Mongolia de contribuir al bien común participando plenamente en la vida de la nación”.
Y añadió que la Iglesia “en fidelidad al mensaje liberador del Evangelio, busca también contribuir al progreso de toda la comunidad”.
El Papa subrayó los esfuerzos de los católicos para cooperar en la superación de los problemas sociales y mostrar su preocupación caritativa por los necesitados.
También indicó el interés de la Iglesia en “desempeñar su función en el trabajo de la formación intelectual y humana, sobre todo educando a los jóvenes en los valores del respeto, la solidaridad y la preocupación por los menos afortunados”.
Mongolia está celebrando el vigésimo aniversario de su paso a la democracia, y en este sentido, el Papa expresó su confianza “en que los grandes progresos realizados en estos años continúen dando fruto en la consolidación de un orden social que promueve el bien común de sus ciudadanos, al tiempo que promueve sus legítimas aspiraciones para el futuro”.
Benedicto XVI expresó su solidaridad con los afectados por el duro invierno y las lluvias torrenciales e inundaciones del año pasado.
Coincidió con el embajador en señalar que “las cuestiones medioambientales, particularmente las relacionadas con el cambio climático, son cuestiones globales y necesitan ser abordadas en el ámbito global”.
También destacó que “el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Mongolia y la Santa Sede, que tuvo lugar tras los grandes cambios sociales y políticos de hace dos décadas, son un signo del compromiso de su nación con un enriquecedor intercambio en la más amplia comunidad internacional”.