LA HABANA, viernes, 21 mayo 2010 (ZENIT.org).- Este jueves, en rueda de prensa, el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, Cuba, comunicó el resultado de la entrevista celebrada entre representantes de la Iglesia y el presidente Raúl Castro, la primera de estas características desde que este sustituyera en el mando a su hermano Fidel. El resultado considerado muy positivo por la Iglesia permite esperar que se darán pasos para una eventual liberación de presos políticos.
La rueda de prensa del cardenal Jaime Ortega tuvo lugar en el Arzobispado de La Habana –informa su página web–, y a la misma asistieron representantes de la prensa nacional y de la prensa internacional acreditada en Cuba.
El encuentro con los periodistas tuvo como eje central el encuentro sostenido este miércoles por el cardenal Ortega y el arzobispo de Santiago de Cuba y presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Dionisio García, con el presidente Raúl Castro Ruz y con Caridad Diego Bello, jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba.
Ante las preguntas de los periodistas, el cardenal Ortega, según informa el Arzobispado, “precisó que este encuentro no puede ser visto desde una óptica de compromisos, sino de conversaciones que tuvieron un magnífico inicio y que deben continuar, acotando que en ellas se trataron asuntos de carácter nacional, como las Damas de Blanco y los presos políticos o de conciencia (o contrarrevolucionarios, como son denominados por el gobierno cubano), vistos éstos en su totalidad y no sólo los enfermos”.
Al respecto, precisó que “no es una gestión concluida a partir de la cual podamos hacer otro anuncio”, sino más bien éste: “Estamos tratando el tema”.
Añadió que no se pueden adelantar conclusiones acerca de fechas o actuaciones concretas, aunque subrayó que “el tema se está tratando seriamente, sí lo puedo decir”.
Históricamente, comentó el arzobispo de La Habana, la Iglesia Católica en Cuba tuvo una actitud de distanciamiento por choques, por dificultades históricas que todo el mundo conoce, pero, precisó, en esta ocasión el encuentro del miércoles tiene como valor primero “el apoyo a la gestión mediadora de la Iglesia y, al mismo tiempo, el reconocimiento del papel de la Iglesia como interlocutora, lo cual supera los viejos agravios para caminar por nuevas pistas”.
Al respecto, el cardenal recordó que la conversación sostenida no se enmarca en modo alguno en una relación Iglesia-Estado vista como “alianza estratégica”, pues esta frase es de estilo militar o político: la Iglesia debe actuar en la sociedad a partir de la libertad religiosa garantizada por la Constitución vigente, pero nunca bajo ningún tipo de alianza, de ahí la importancia de este encuentro, el cual supera antiguas concepciones para entrar en lo que es la naturaleza propia de la Iglesia y su misión en la sociedad.
Por otra parte, recordó que, como parte de la gestión mediadora de la Iglesia, dos sacerdotes, los monseñores Ramón Suárez Polcari y José Félix Pérez, visitaron en dos ocasiones a Guillermo Fariñas (al igual que otros sacerdotes y el obispo del lugar), y que no han ido a pedirle que deje la huelga de hambre, sino que, de una manera humana y religiosa, tenga un poco más de confianza en la gestión de la Iglesia, en el sentido de que algunas de las cosas que él pide tal vez puedan lograrse, mientras que, reconociendo que en él hay una postura muy respetable en el orden de su conciencia, ella pudiera flexibilizarse por estos diálogos, dado que es una vida humana que está en riesgo.
El cardenal reiteró lo distinto y novedoso del diálogo sostenido con las autoridades cubanas en el sentido más positivo del término, puesto que “abre un nuevo período”, sobre todo si se tiene en cuenta que el encuentro no fue para dialogar sobre problemas de la Iglesia, sino para dialogar sobre Cuba, sobre el momento presente y sobre el futuro. “Y fue así durante más de cuatro horas”, subrayó el cardenal.
Las conversaciones del miércoles entran, de este modo, afirma el Arzobispado, “en el marco de la acostumbrada posición conciliadora y mediadora de la Iglesia Católica, en toda época y país, consciente de que, como recordara recientemente el cardenal Jaime Ortega, citando al papa Pablo VI: ‘Diálogo es el nuevo nombre de la Paz’”.
“En este clima –concluye la nota del Arzobispado- de buscar la paz por medio del diálogo, se desarrolló el encuentro efectuado en el día de ayer entre los máximos representantes de la Iglesia Católica cubana y el presidente Raúl Castro Ruz”.
Informa también que, dada la importancia de la rueda de prensa efectuada el jueves, después de su transcripción, será ofrecida oportunamente de modo íntegro en la misma página: http://www.arquidiocesisdelahabana.org/.
A próposito del tema principal de la reunión, los presos políticos, monseñor Dionisio García declaró a AFP: “Hablamos sobre ello y creo que por las dos partes hay una disposición, un deseo de que esto se resuelva y esperamos que así sea. Creo que será así”. Preguntado por una eventual liberación de presos políticos, el arzobispo de Santiago de Cuba dijo creer “que será un proceso y un proceso debe comenzar por pequeños pasos y estos pasos se darán”.
Según comentarios de los diversos medios de comunicación, este encuentro no sólo refuerza el papel de la Iglesia como posible mediadora para resolver el tema de los presos políticos y otros conflictos sino que ha suscitado la esperanza de que se produzcan liberaciones de presos políticos enfermos entre algunos grupos de la disidencia interna de la isla, como las Damas de Blanco, familiares de opositores encarcelados en la llamada ‘Primavera Negra’ de 2003.
Este encuentro precede a la visita que realizará a Cuba el secretario vaticano para las relaciones con los Estados, monseñor Dominique Mamberti, entre los próximos 16 y 20 de junio, con motivo de la X Semana Social de la Iglesia Católica. Durante su estancia en Cuba se reunirá con autoridades del Gobierno de Castro y presidirá los actos de celebración de los 75 años de relaciones entre la Santa Sede y esa nación caribeña.
Las relaciones entre el Vaticano y el régimen castrista mejoraron después de que el papa Juan Pablo II visitara Cuba en 1998, cuando sostuvo un encuentro histórico con el ahora ex jefe de Estado Fidel Castro.
Por Nieves San Martín