CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 3 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Un representante de la Santa Sede ha pedido acabar con el aislamiento de Gaza para responder a los derechos fundamentales de sus habitantes a la comida, las medicinas o la educación…
El arzobispo Silvano Maria Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante las Oficinas de las Naciones Unidas en Ginebra, ha intervenido en la sesión del Consejo de los Derechos Humanos sobre el ataque israelí a la flotilla que navegaba rumbo a Gaza para pedir una investigación imparcial y transparente sobre lo sucedido.
«He intervenido para seguir la línea expresada por el Santo Padre, afirmando que la violencia no ofrece ningún resultado constructivo», ha revelado monseñor Tomasi a los micrófonos de Radio Vaticano.
«Es verdad, hay que condenar la violencia de este ataque, sobre todo porque tuvo lugar en aguas internacionales y da la impresión de que las reglas humanitarias y el derecho internacional no cuentan. Por el contrario, es necesario que estas reglas se respeten a favor de las buenas relaciones con los Estados».
«Además, me parece que las consecuencias de este tipo de acciones son con frecuencia imprevisibles y, de hecho, han provocado víctimas, muertos. La simpatía de todos se dirige a las familias de estas víctimas».
«Al mismo tiempo hay que decir y reconocer que el Estado de Israel tiene derecho a vivir y a defenderse, ahora bien a través del diálogo se puede llegar a una seguridad que se basa en el respeto del derecho internacional».
«Es evidente tras este percance que la política adoptada sobre el aislamiento de la Franja de Gaza no puede funcionar, pues es necesario ante todo ofrecer una respuesta positiva a los derechos fundamentales de comida, agua, medicinas y educación para la población de Gaza».
«Tenemos que considerar el percance de estos días pasados como uno de los numerosos sucesos que son al mismo tiempo causa y respuesta a la inestabilidad política y militar en Oriente Medio. Por tanto, tenemos que alentar todos a la comunidad internacional y a los países directamente interesados a trabajar por una solución de larga duración, que no puede ser otra, en estos momentos, que la de un Estado palestino y un Estado israelí seguro, de manera que entre los dos se puedan respetar las reglas de la independencia y abrir la puerta a la colaboración».