ESTAMBUL, lunes 7 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Los funerales de monseñor Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal de Turquía, asesinado a los 63 años por un desequilibrado psíquico, se celebraron este lunes en la catedral de Iskenderun o Alejandreta con una afluencia de fieles que batió records.
El rito fue presidido por monseñor Ruggero Franceschini, arzobispo de Esmirna, quien en su homilía dedicó palabras de aliento a la comunidad católica local sumida en la tristeza.
«¡No tengáis miedo! No os desalentéis, estad alegres, como los apóstoles, por vivir en el sufrimiento, en la prueba, sin desfallecer en vuestra fe, que es el motivo de nuestra esperanza, el fundamento de nuestra alegría», afirmó el prelado.
«Nadie logrará apagar esta llama –añadió–, pues es apoyada no sólo por tantos mártires y santos de estos lugares, por la Virgen santísima, patrona de esta comunidad, sino también, desde hoy, por un ángel más en el trono de Dios: vuestro, nuestro obispo Luigii».
El vicario apostólico de Anatolia fue asesinado el 3 de junio por su chófer, Murat Altun, quien ha confesado el crimen.
Una muerte violenta que, como ha dicho monseñor Franceschini, «nos ha dejado conmocionados, sin comprender cómo podía suceder algo tan horrible, sobre todo a un hombre de Iglesia, un obispo muy amigo de los turcos».
«A nosotros, cristianos, su muerte nos recuerda cómo la fidelidad al Evangelio, pues ser pagada con la sangre».
En el funeral han participado las autoridades locales y el jefe de la policía.
Entre las obras realizadas por monseñor Padovese, desde que fue nombrado obispo en 2004, monseñor Franceschini mencionó el extraordinario diálogo de vida con los musulmanes, la creación de un servicio de distribución de comida a domicilio para 70 familias en dificultad, una sola de ellas cristiana, y las buenas relaciones con las autoridades civiles.