Pío XII: sus obras y cualidades, contadas por su principal biógrafa

Entrevista a Margherita Marchione, autora de 10 libros sobre la vida de este papa

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ROMA, martes 8 de junio de 2010 (ZENIT.org).- La playa de Santa Marinella, muy cerca de Roma, era uno de los lugares donde Eugenio Pacelli, (quien luego se convirtió en el papa Pío XII) solía pasar las vacaciones de verano. Y es allí donde el pasado sábado 5 de junio se colocó un busto de bronce para rendirle homenaje.

La estatua se puso en el centro de un jardín que recibe el nombre de Papa Pacelli y “ai giusti del mondo” (a los justos del mundo n.d.t). La hermana Margherita Marchione, de la comunidad de las Maestras Pías Filipinas, entregó el pasado miércoles el busto al Papa Benedicto XVI en la Plaza de San Pedro, después de la audiencia. “¡Son tantas las fotografías que me han hecho en tan pocos segundos!”, dijo la hermana a ZENIT, mientras miraba una y otra vez las imágenes de su breve encuentro con el Pontífice.

Esta religiosa, nacida en New Jersey, Estados Unidos en 1922, hija de padres italianos, es doctora en filosofía por la Columbia University de Nueva York. Se ha dedicado a escribir e investigar la obra y vidas de personajes como Clemente Rebora, Giovanni Boine, Giuseppe Prezzolini, Filippo Mazzei y los últimos 15 años se ha estudiado y publicado 10 libros en inglés e italiano sobre Pío XII, entre ellos Pío XII. Architetto di pace (Pío XII arquitecto de paz) Pio XII e gli ebrei (Pío XII y los judíos) Il silenzio di Pio XII (El silencio de Pío XII).

En esta entrevista a ZENIT explica la obra y virtudes del papa Pacelli:

-Usted conoció personalmente a Pío XII. ¿Nos puede contar esta experiencia?

Hermana Margherita Marchione: Lo vi en la basílica de San Pedro en 1957. Vine a Roma junto con su sobrina Elena Rossignani Pacelli. Estábamos en primera fila y se nos acercó. Le besé sus manos, le hablé. Él me hizo algunas preguntas. Quería saber qué hacía en Roma. Yo ya era religiosa. Viajaba, investigaba y le hablé de mi tesis de grado sobre el poeta Clemente Rebora. Me preguntó por mi familia y me dio la bendición.

Para mí esta fue una ocasión impresionante. La recuerdo mucho. Me habló como si fuéramos amigos de muchos años. Me conmovió su gentileza, su sonrisa. Las emociones que sentí ese día, las impresiones que tuve en este encuentro son preciosas, son recuerdos indelebles que he mantenido por toda mi vida. Emanaba santidad. 

-¿Por qué decidió convertirse en la principal biógrafa del papa Pacelli?

Hermana Margherita Marchione: En 1995, luego de casi 40 años de mi encuentro con Pío XII, vine a Roma para un capítulo general y supe que nuestras hermanas, las Maestras pías filipinas habían salvado en tres conventos nuestros a 114 judíos. Me maravillé y dije – ¿cómo es posible? ¡Estas son las cosas de las que nadie habla ni escribe! – Esto lo supe por casualidad. Me interesé más por Pío XII, hablé con las hermanas que todavía estaban vivas y me conmovió mucho la labor que hicieron como tantos otros italianos al esconder a los judíos en nuestros conventos en Roma.

Cuando regresé a Estados Unidos empecé a interesarme, entrevisté a varios judíos que habían sido nuestros huéspedes y así escribí el primer libro en inglés titulado Yours is a precious witness (El vuestro es un testimonio precioso n.d.t) Me han hablado de la labor de la Iglesia para salvar a muchos de ellos. Luego he escrito una decena de libros más. He podido entrevistar a personas que han sufrido verdaderamente, que estuvieron aquí en Roma en aquel tiempo. Abandoné todos los otros intereses y me dediqué a escribir sólo sobre Pío XII.

-¿Cómo fue la labor que hicieron sus hermanas de comunidad para esconder a los judíos?

Hermana Margherita Marchione: Las hermanas en todos los conventos fueron muy listas para esconderlas, (a las mujeres judías). Les daban de comer. A ellas también les faltaba la comida y a pesar de ello, daban la mitad a las mujeres judías. Si los nazis no hubieran creído a la hermana que les dijo que allí no había nadie, no sólo estas mujeres sino también las hermanas que las alojaban, hubieran sido enviadas todas a Auschwitz. Osea que ha sido necesaria la valentía que tuvieron. Yo admiro lo que han hecho y he querido dar a conocer esto.

-Otra de sus obras habla del silencio de Pío XII …

Hermana Margherita Marchione: Sí. Algunos judíos lo acusan de silencio pero no es cierto. Su silencio era prudente. Él hizo todo lo posible para salvarlos, “detrás de la escena”, se puede decir. Pero él no podía ponerse a pelear con Estados Unidos, Inglaterra, Alemania o con los países rusos. En el libro Arquitecto de paz he incluido algunos documentos importantes sobre este tema.

La obra caritativa de Pío XII fue universal, magnánima, asidua y sobre todo, cristianamente paterna en el sentido más profundo de este término. Pío XII mantuvo una red diplomática en el Vaticano durante toda la guerra. Se interesaba personalmente de cada caso humano que conocía. Jóvenes y viejos recurrían a él para tener ayuda y para encontrar a sus parientes desaparecidos. Diariamente llegaban numerosas peticiones de todos los países del mundo y todos recibían su atención.

Para permitir la correspondencia con las familias de los prisioneros instituyó la oficina de información para las búsquedas: un archivo único en el mundo que contenía noticias sobre los prisioneros de guerra. La tarea de estos comprometidos de la Santa Sede era informar a las familias sobre el estado de los prisioneros.

-¿Qué piensa de los juicios que a veces hacen de Pío XII?

Hermana Margherita Marchione: La historia debe contar la verdad. Que la Iglesia católica ha salvado a más de 5.000 judíos solamente en Roma. No reconocerlo es una vergüenza. Por ello cuando escribo la gente puede pensar cualquier, cosa pero para mí es necesario decir la verdad.

En mi libro Pope Pius XII ( Papa Pío XII n.d.t), he querido dar a conocer las virtudes teologales y cardinales de Pío XII. Le doy sólo algunos ejemplos: él comía poquísimo, no bebía licor o lo mezclaba con agua durante las comidas, no comía dulce, era muy mortificado y de un carácter muy fuerte. Era un hombre de fe, esperanza y caridad.

-Háblenos de la personalidad de este papa…

Hermana Margherita Marchione: El estaba dotado con los dones del Espíritu Santo y en grado heroico, con todas las virtudes: teologales y cardinales. Era orante, era una persona serena, tranquila, dedicado a cada deber como pontífice. Por su propia naturaleza era una mezcla entre una persona mansa y tímida y prefería los ambientes serenos y tranquilos. Dulzura versus severidad, persuasión versus imposición. Era muy humilde y sincero, para él todos eran iguales. Lo recuerdo como un santo y basta.

Por Carmen Elena Villa

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ZENIT Staff

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