CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 9 de junio de 2010 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI aprovechó la Audiencia General de hoy, en la Plaza de San Pedro, para enviar un mensaje de aliento a los cristianos de Oriente Medio.
Durante su intervención, como es su costumbre después de un viaje apostólico, quiso reflexionar sobre su reciente peregrinación a Chipre y, especialmente, sobre la entrega del Instrumentum Laboris a los patriarcas y obispos católicos de Oriente Medio, de cara al Sínodo que tendrá lugar en octubre en Roma.
Este momento, tras la Misa celebrada en el Palacio de los Deportes Eleftheria de Nicosia, fue “seguramente el momento culminante del viaje”, subrayó.
En él “tomaron parte los patriarcas y obispos de las diversas comunidades eclesiales de Oriente Medio”, así como el pueblo, “entre cantos de júbilo y alabanza de una muchedumbre en fiesta, como dice el Salmo”.
En esa celebración, el Papa recordó su “llamamiento apremiante a todos los católicos de Oriente Medio para que, a pesar de las grandes pruebas y las bien conocidas dificultades, no cedan a la desilusión y a la tentación de emigrar”.
La presencia de los cristianos en Oriente Medio, afirmó el Papa, “constituye un signo insustituible de esperanza”.
“Les garanticé, y especialmente a los sacerdotes y a los religiosos, la afectuosa e intensa solidaridad de toda la Iglesia, como también la incesante oración para que el Señor les ayude a ser siempre presencia viva y pacificadora”.
De hecho, explicó, el tema de la Asamblea sinodal para Oriente Medio “habla de comunión y de apertura a la esperanza”.
“El importante acontecimiento se configura de hecho como una reunión de la cristiandad católica en ese área, en sus diversos ritos, pero al mismo tiempo como búsqueda renovada de diálogo y de valor para el futuro”.
Este Sínodo “estará acompañado por el afecto orante de toda la Iglesia, en cuyo corazón Oriente Medio ocupa un lugar especial, en cuanto que es precisamente allí donde Dios se ha dado a conocer a nuestros padres en la fe”.
También advirtió que la Asamblea será objeto de “la atención de otros sujetos de la sociedad mundial, especialmente de los protagonistas de la vida pública, llamados a operar con constante empeño para que esa región pueda superar las situaciones de sufrimiento y de conflicto que aún la afligen y de volver a encontrar finalmente la paz en la justicia”.
Por último, tuvo un recuerdo a monseñor Luigi Padovese, presidente de la Conferencia Episcopal Turca, asesinato en la vigilia de su viaje a Chipre: “su muerte improvisa y trágica nos ha dejado doloridos y consternados”, añadió.