MILÁN, martes 15 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Monseñor Luigi Padovese fue un “amado pastor” y un generoso testimonio y artífice “del diálogo por la reconciliación”. Así lo expresó el Papa Benedicto XVI en un telegrama dirigido a la archidiócesis de Milán, con ocasión de las exequias del obispo asesinado en Turquía, que se celebraron ayer lunes.

El mensaje del Papa fue leído por el nuncio apostólico en Italia, monseñor Giuseppe Bertello. Benedicto XVI envió dos telegramas más de condolencia por este hecho: uno para su familia y otro para los hermanos capuchinos, orden a la que pertenecía el prelado.

El obispo, nacido en Milán hace 63 años, era vicario apostólico de Anatolia y presidente de la Conferencia Episcopal Turca. Fue asesinado el pasado 3 de junio en la ciudad de Alejandreta (Iskenderun), ubicada en la costa mediterránea de Turquía.

El pasado 7 de junio, en la catedral de Alejandreta, se cumplieron sus primeras honras fúnebres en una ceremonia presidida por monseñor Antonio Lucibello, nuncio apostólico de Turquía.

Las exequias

Unos 5.000 fieles estaban presentes ayer en la catedral de Milán para despedir a monseñor Padovese. La ceremonia fue presidida por el cardenal Dionigi Tettamanzi, arzobispo de esta ciudad. Fue concelebrada por 40 obispos de diferentes diócesis europeas y cerca de 200 sacerdotes.

Como representante de la Santa Sede, estuvo presente en estas exequias monseñor Edmond Farhat, ex nuncio apostólico en Turquía, quien ordenó obispo a monseñor Padovese en noviembre de 2004.

El cardenal Tettamanzi, en su homilía se refirió a monseñor Padovese como “un grano de trigo que silenciosamente trae fruto” y destacó del prelado “sus esfuerzos incansables de construir espacios de diálogo y de encuentro entre las culturas, las religiones y entre los mismos cristianos”.

Un “hijo de la Iglesia ambrosiana” que fue también “hijo y padre de la Iglesia en Turquía”. Pero fue especialmente un “verdadero discípulo de Cristo”, que supo dar “todo de sí mismo por el anuncio del Evangelio y por la vida de quienes tenía a su cargo”.

El purpurado dirigió también unas palabras a la pequeña comunidad católica turca: “Queremos como iglesia ambrosiana, junto con todas las comunidades cristianas, acoger y afrontar el reto de ser siempre más conciente de vuestra identidad cristiana y de saber ofrecer, sin ningún miedo, siempre y en todo lugar, el testimonio de una vida auténticamente evangélica, amando a Cristo y a cada hombre hasta el final”.

Por su parte, el presidente de la república italiana, Giorgio Napolitano, también envió un mensaje en el que aseguró que monseñor Padovese “ha testimoniado con generosidad y compromiso los valores universales del diálogo, de la tolerancia y de la compresión recíproca”.

“Más allá de las circunstancias del trágico evento”, dijo el Jefe de estado, “el respeto de la presencia cristiana así como de la presencia de cada una de las demás confesiones religiosas, debe valer como compromiso común de las instituciones y de la sociedad en todos los países que quieran reconocerse en los principios que inspiran la comunidad internacional”.

Ahora, los restos de monseñor Padovese reposan en Milán junto con los de su familia.

Por Carmen Elena Villa