ROMA, jueves 24 de junio de 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió que María esté en la cima de los pensamientos y afectos de las personas, al bendecir este jueves la estatua restaurada de la Virgen de Monte Mario en Roma.

El Papa se trasladó esta mañana a este monte situado al norte de la capital italiana para bendecir la gran estatua de María Salus populi romani, que había sido abatida por el viento el pasado 12 de octubre.

Con ello, afirmó renovar el gesto de devoción que dio origen a esa figura, colocada sobre la cima del Monte Mario en 1953, en cumplimiento de un voto popular pronunciado durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las hostilidades y las armas hacían temer por la suerte de Roma.

El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, estuvo presente en el acto de bendición de la estatua, colocada sobre la torre del edificio del Centro Don Orione de Roma el pasado 15 de junio, tras ser restaurada.

En su discurso, el Papa auspició “que María, Madre de Dios y nuestra, esté siempre en la cima de vuestros pensamientos y afectos, amable consuelo de vuestras almas, guía segura de vuestras voluntades y apoyo de vuestros pasos, persuasiva inspiradora de la imitación de Jesucristo”.

También pidió “que la Madonnina – como les gusta llamarla a los romanos – en el gesto de mirar desde lo alto los lugares de la vida familiar, civil y religiosa de Roma, proteja a las familias, suscite propósitos de bien, sugiera a todos deseos del cielo”.

Benedicto XVI recordó que, en su voto popular pronunciado en 1944, “los romanos, además de prometer oración y devoción, se comprometieron también en obras de caridad”.

En este sentido, el Pontífice quiso indicar que “las obras de caridad, tanto actos personales como servicios a las personas débiles ofrecidos en grandes instituciones, no pueden nunca reducirse a un gesto filantrópico, sino que deben permanecer siempre como expresión tangible del amor providente de Dios”.

Y continuó: “Para hacer esto – recuerda don Orione – es necesario ser “mezclados con la caridad suavísima de Nuestro Señor” mediante una vida espiritual auténtica y santa; sólo así es posible pasar de las obras de la caridad a la caridad de las obras”.

Durante la visita al Centro Orione, el Papa saludó a los religiosos orioninos que han participado recientemente en el XIII capítulo general.

En referencia a este encuentro, Benedicto XVI bendijo “el propósito y las decisiones que se han adoptado para relanzar ese dinamismo espiritual y apostólico que debe siempre distinguiros”.

Y destacó que el programa de san Luis Orione - Sólo la caridad salvará al mundo- tuvo en el Centro Orione (de acogida a pequeños mutilados y huérfanos) “una concreción significativa y se convirtió en un signo de esperanza para Roma, en unión a la Madonnina puesta sobre la cima”.

La visita de Benedicto XVI al Centro Orione coincidió con lo que los orionistas celebran cada año como la “fiesta del Papa”.

Esculpida por un judío

La estatua de María Salus Populi Romani está modelada por un artista judío, Arrigo Minerbi, salvado junto a su familia por la Obra de Don Orione.

El escultor llegó fugitivo a Roma el 7 de diciembre de 1943 con el nombre falso de Arrigo della Porta y fue acogido en el Instituto de San Felipe.

Mientras los alemanes rastreaban la ciudad, Arrigo Minerbi junto a otros correligionarios, militares y antifascistas se ocultaron en la obra de caridad de esos sacerdotes, que arriesgaban su vida.

Para agradecer todo lo que la Obra Don Orione había hecho por él, Arrigo Minerbi esculpió El Don Orione moribundo y María Salus Populi Romani.

En la ciudad estadounidense de Boston se ha colocado una copia de esta Virgen, The Queen of the Universe, también de gran devoción popular.

Minerbi realizó el boceto de esta escultura fijándose en la Sábana Santa, con la idea de que el rostro de la Virgen tenía que tener de algún modo los rasgos de Cristo.

El trabajo de traducción del modelo original esculpido por Minerbi al modelo en yeso y la posterior ejecución en relieve de cobre la realizó una empresa de Milán, la misma que había realizado la puerta oriental del Duomo, modelada por el mismo Minerbi.

La caída de su pedestal de 19 metros, el pasado mes de octubre tras un temporal con viento, provocó un gran movimiento de afecto y de devoción por parte de las autoridades y del pueblo de Roma con la petición de volver a ver cuanto antes en su lugar a la Virgen que bendice a los romanos.