BARCELONA, sábado, 11 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha escrito el cardenal Lluís Martínez Sistach, arzobispo de Barcelona, en preparación de la visita de Benedicto XVI a Barcelona.
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Cuando llegamos a mediados de setiembre todo vuelve a la normalidad, después del paréntesis estival. La vuelta de los niños al colegio, marca también la vuelta a la normalidad en la vida de las familias. Y otro tanto sucede en la vida de las parroquias, de los movimientos, de las escuelas cristianas y de las otras instituciones de la Iglesia.
Empieza un nuevo curso, y empieza cuando faltan menos de dos meses para acoger, los próximos 6 y 7 de noviembre, la visita apostólica que el Santo Padre hará a Barcelona para la dedicación del templo de la Sagrada Familia. En estos dos meses hemos de intensificar nuestra preparación.
Me parece que la visita apostólica del Papa es lo suficientemente importante, como acontecimiento espiritual, para que marque el tono del reemprender las actividades religiosas y pastorales de toda la diócesis. ¿Cómo debemos prepararnos para la venida del Santo Padre?
En primer lugar, con una actitud de agradecimiento a Benedicto XVI y con una plegaria constante para que esta visita del Papa dé muchos frutos espirituales y pastorales. La visita del Santo Padre a una diócesis y a una ciudad es algo extraordinario, ya que él no puede viajar a todas las diócesis del mundo.
No podemos dejar pasar la visita del Santo Padre como si fuera un acontecimiento ciudadano más. Por ello, la diócesis ha preparado unas catequesis o unos temas de reflexión de los que se ha hecho amplia divulgación, y que han de ser una ayuda para esta preparación espiritual de la visita. Se ha dicho que la visita del Papa es un desafío para la Iglesia de Barcelona. Y todos hemos de disponernos para responder bien a este desafío.
Por ello debemos prepararnos intensamente y hemos de enmarcar esta santa visita con toda la pastoral ordinaria que estamos realizando día tras día en nuestra diócesis, en las parroquias y en las instituciones eclesiales. Y deseamos que todo Cataluña y España entera se sientan implicadas en esta visita del Papa para la dedicación del templo de la Sagrada Familia.
El día 7 del próximo mes de noviembre se cumplirán los veintiocho años de la visita del Papa Juan Pablo II a Barcelona y a Montserrat, y concretamente también al templo de la Sagrada Familia. Fue el mismo día y el mismo mes del año 1982. Ahora recibiremos con gozo a su sucesor.
Pienso que el Santo Padre nos dará lo que es propio de su ministerio como sucesor del apóstol Pedro: nos confirmará en la fe. Él tiene una misión muy especial al servicio de toda la Iglesia y, por tanto, contribuirá a enriquecernos con l catolicidad que ha de vivir siempre la Iglesia diocesana entera.
Por otra parte, la solicitud del Papa hacia todas las Iglesias debiera hacer crecer en nosotros el espíritu misionero dentro de casa y cara a los países de misión. La visita del Papa puede suscitar nuevas vocaciones misioneras entre los sacerdotes y los laicos. Y sin duda reafirmará la romanidad de nuestra archidiócesis y de Cataluña, que ha de ser una característica nuestra para ser fieles a nuestra identidad. No podemos olvidar que en la versión catalana del Credo proclamamos que creemos en la Iglesia, católica, apostólica y «romana».