Arreglando el mundo con Chesterton

Entrevista con el padre Ian Boyd, especialista en el escritor católico

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MECOSTA, jueves, 16 septiembre 2010 (ZENIT.org).- Este año se cumple el centenario de la publicación de una colección de ensayos del popular escritor católico inglés G. K. Chesterton titulada “Lo que está mal en el mundo”.

El presidente del Instituto Chesterton por la Fe y la Cultura de la Universidad Seton Hall en Nueva Jersey, el padre basiliano Ian Boyd, habló con ZENIT sobre el firme llamamiento de Chesterton y el carácter profético de su libro.

-¿Qué hace el Instituto Chesterton?

Padre Boyd: El instituto fue fundado durante el centenario del nacimiento de Chesterton en 1974 para responder a una sugerencia de T.S. Eliot a la muerte de Chesterton. Eliot dijo que deberíamos seguir haciendo hoy lo que inició Chesterton. Nosotros tomamos la sugerencia de Eliot como el lema para el Instituto Chesterton. La idea básica del instituto es, a través de las publicaciones –tales como la revista trimestral The Chesterton Review– y conferencias, continuar hoy con el trabajo comunitario de Chesterton y su notable círculo de amigos.

-¿Cuál era el círculo de Chesterton?

Padre Boyd: Hay un famoso cuadro de James Gunn, titulado A Conversation Piece, en la que están Chesterton, Hilaire Belloc, y alguien menos conocido, Maurice Baring. Estos tres amigos representan el alcance de la tradición chestertoniana. Baring procedía de una familia liberal propietaria de bancos. Algo que le hizo famoso fue que introdujo la literatura rusa en el mundo angloparlante; hablaba ruso, vivía en Rusia, y atribuía su conversión al cristianismo a vivir en medio de una cultura religiosa como era la de Rusia entonces.

-¿Pensaban que tenían una vocación colectiva?

Padre Boyd: Hay algo de eso. Belloc era el profesor del grupo. La educación de Chesterton era artística y buscó a Belloc por sus conocimientos sobre teología de la historia. Baring representaba, con su conocimiento de idiomas, la amplitud de la cultura cristiana.

-Hace cien años, después de que Chesterton publicara este libro cuyo centenario celebran ustedes, ¿Contiene esta obra todavía elementos de la sabiduría del autor que pueden decirnos algo hoy?

Padre Boyd: En todos los escritos de Chesterton hay un carácter profético, de manera que uno tiene la impresión de que Chesterton estaba escribiendo no para la gente de su tiempo sino más bien para quienes le leerían muchos años más tarde. Fue una importante figura de su tiempo, especialmente el joven Chesterton en la época anterior a la I Guerra Mundial. Fue una de las personalidades más conocidas de las letras inglesas. Se convirtió en un autor clásico, en el sentido de que le citaban incluso los que nunca lo habían leído. Sus frases entraron a formar parte del tesoro de sabiduría de la literatura inglesa.

Chesterton vió que sus contemporáneos eran como ovejas sin pastor, engañadas por falsos pastores. Pienso que Chesterton vió su misión como realmente apostólica porque muchos no se dan cuenta del tesoro que tienen en su fe cristiana. Notables escritores de la época como Shaws, H.G. Wells, etc, les enseñaban a menospreciar la fe cristiana. Chesterton se hizo voz de los fieles.

Charles Williams escribió un ensayo sobre la poesía de Chesterton en la que decía que en la actualidad no había nadie que hablara por Dios o por el ser humano corriente, que Dios estaba indefenso, desarmado, y no tenía voz. Un modo de entender a Chesterton es saber que dió un paso al frente para decir: “Seré tu voz, seré tu arma”. Articuló los profundos sentimientos que los hombres y mujeres corrientes no sabían expresar. Les defendió de los enemigos de su tiempo que querían privarles de este tesoro [la fe cristiana].

-A pesar de su catolicismo, ¿no disfrutó Chesterton de un amplio ascendiente entre sus lectores ingleses?

Padre Boyd: Chesterton se hizo católico en 1922, de manera que su período como católico fue relativamente corto, pero desde el principio se hizo portavoz de la verdad católica. Era una especie de figura ecuménica, querida tanto por protestantes evangélicos como por cristianos sacramentales. Fue también una especie de santo patrono de periodistas, incluso agnósticos o increyentes, que le miraban como un héroe. No habría que subestimar su ingenio y humor y era evidentemente una buena persona. No creo que haya perdido ningún amigo. H. G. Wells y Chesterton discutían, y en una serie de cartas, Chesterton llevó a Wells a decir: “No creo que exista Dios, pero si existe espero ir al cielo porque fui su amigo”. Wells pensaba que Chesterton era una buena publicidad para la fe cristiana.

-¿Por qué la obra “Lo que está mal en el mundo”, tiene todavía algo que decir al mundo de hoy?

Padre Boyd: Por un motivo, porque contiene una teología social. Chesterton y sus amigos anglicanos, mucho antes de que se hiciera católico, estaban preocupados por evangelizar la cultura misma. Reconocían que la mayoría de la gente corriente absorbía el pensamiento y la conducta de la cultura en la que estaban inmersos, de manera que una cultura tóxica afecta a quienes son parte de ella. Un buen ejemplo que me señaló un sacerdote amigo es el aborto. Hace cincuenta años o incluso menos, incluso los no creyentes y agnósticos consideraban el aborto como algo vergonzoso. Ahora es aceptado por mucha gente; no pienso que nuestros contemporáneos sean peores sino que una cultura sana se ha convertido en tóxica.

Nos tiene que preocupar, como a Chesterton, la limpieza de la mente y la imaginación colectiva. Esto es lo que entendemos que decían Chesterton y otros escritores sobre evangelizar la cultura. Pienso en Newman, recién beatificado, que empezó su obra en los años 30 del siglo XIX, y en Chesterton, que murió en los años 30 del siglo XX. En cien años hubo dos notables escritores, figuras nacionales, que lideraron la tarea de renovación a través de la escritura, del poder de la palabra.

-¿Pueden tener estos grandes escritores católicos seguidores en un país decididamente no católico como Inglaterra?

Padre Boyd: Christopher Dawson señalaba a propósito de esto un hecho sociológico: toda esta notable literatura católica ha surgido de una cultura no católica, eran muy buenos escritores y también escritores sacramentales, en el sentido que enseñaban la verdad católica sin hablar directamente de religión. Muriel Spark podría ser un ejemplo de este fenómeno. Chesterton mismo es un gran profesor religioso que nunca es sectario, que presenta la verdad cristiana indirectamente.

-¿Por qué es este un buen año para leer “Lo que está mal en el mundo”? ¿Qué cree que los lectores encontrarán polémico?

Padre Boyd: Se aprende filosofía social a través de este libro, y también algunos principios clave de pensamiento correcto. Por supuesto, todos los libros deberían leerse en el contexto de su tiempo. Hay un argumento contracultural que atraviesa todo el libro. La parte que dedica a las mujeres podría ser especialmente provocadora hoy.

Un aspecto importante es que es un libro alegre. Chesterton, como los rusos decían de él, es un maestro de esperanza. En un pasaje, contradice el dicho de que no se pueden volver atrás las agujas del reloj. Chesterton escribe que se trata de un mecanismo mecánico y, por lo tanto, ¡sólo tienes que mover las manecillas hacia atrás con el dedo hasta donde quieras!

La sociedad humana, decía, está también en construcción. Los humanos tienen el poder, como sub-creadores, de transformar una sociedad. No estamos condenados al fracaso. Si algo está mal en el mundo, tratamos de corregirlo.

Por Andrea Kirk Assaf

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ZENIT Staff

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