Audiencia del Papa a los nuevos cardenales

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Creados el sábado en el Consistorio

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes 22 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el saludo del Papa Benedicto XVI a los nuevos cardenales, a quienes recibió hoy en audiencia, junto con sus familiares y acompañantes, en el Aula Pablo VI.

* * * * *

Señores cardenales,

queridos hermanos en el Episcopado y en el presbiterado,

queridos amigos

Están aún vivos en la mente y en el corazón de todos nosotros los sentimientos y las emociones que hemos vivido ayer y anteayer, con ocasión de la creación de 24 nuevos cardenales. Han sido momentos de ferviente oración y de profunda comunión, que hoy deseamos prolongar con el alma llena de gratitud hacia el Señor, el cual nos ha dado la alegría de vivir una nueva página de la historia de la Iglesia. Estoy por tanto contento de acogeros también hoy, en este encuentro sencillo y familiar, y de dirigir mi cordial saludo a los neo-purpurados, como también a sus parientes, amigos y a cuantos les acompañan en esta circunstancia tan solemne e importante.

Os saludo en primer lugar a vosotros, queridos cardenales italianos. Le saludo a usted, señor cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos; le saludo a usted, señor cardenal Francesco Monterisi, arcipreste de la Basílica papal de San Pablo Extramuros; le saludo a usted, señor cardenal Fortunato Baldelli, penitenciario mayor; le saludo a usted, señor cardenal Paolo Sardi, vice camarlengo de la Santa Iglesia Romana; le saludo a usted, señor cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero; le saludo a usted, señor cardenal Velasio De Paolis, presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede; le saludo a usted, señor cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura; le saludo a usted, señor cardenal Paolo Romeo, arzobispo de Palermo; le saludo a usted, señor cardenal Elio Sgreccia, anterior presidente de la Academia Pontificia para la Vida; le saludo a usted, señor cardenal Domenico Bartolucci, anterior maestro director de la Capilla Musical Pontificia. Queridos y Venerados Hermanos, a través vuestro, la Iglesia que está en Italia enriquece al Colegio Cardenalicio con ulterior sabiduría pastoral y entusiasmo apostólico. Extiendo de buen grado mi cordial saludo a cuantos comparten con vosotros la alegría de este momento y les exhorto a asegurar el apoyo de su oración, para que podáis perseverar fielmente en vuestras respectivas tareas por el bien del Evangelio y de todo el pueblo cristiano.

[En francés]

Dirijo mi cordial saludo a los nuevos cardenales francófonos: al patriarca de Alejandría de los Coptos, cardenal Antonios Naguib; al presidente del Consejo Pontificio Cor Unum, cardenal Robert Sarah; al arzobispo de Kinshasa, cardenal Laurent Monsengwo Pasinya. Saludo también con alegría a sus parientes y a todas las personas que les acompañan en estos días de fiesta que estamos viviendo. Queridos amigos, estas celebraciones nos invitan a extender nuestra mirada a las dimensiones de la Iglesia universal. Os invito a rezar por los nuevos cardenales para que en comunión con el Sucesor de Pedro trabajen eficazmente por la unidad y la santidad del entero Pueblo de Dios. Y vosotros mismos, sed testigos ardientes del Evangelio para volver a dar al mundo la esperanza que necesita y para contribuir en todas partes al establecimiento de la paz y de la fraternidad.

[En inglés]

Extiendo un saludo cordial a los prelados de habla inglesa a quienes he tenido la alegría de elevar a la dignidad de cardenales en el consistorio del pasado sábado. Cardenal Raymond Leo Burke, prefecto del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica; cardenal Medardo Joseph Mazombwe, arzobispo emérito de Lusaka (Zambia); cardenal Donald William Wuerl, arzobispo de Washington (EE.UU) y cardenal Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don, arzobispo de Colombo (Sri Lanka).

También doy la bienvenida a sus familiares y amigos, y a los fieles que les han acompañado a Roma.

El Colegio de Cardenales, cuyo origen está unido al antiguo clero de la Iglesia romana, tiene a su cargo la elección del Sucesor de Pedro y aconsejarle en los asuntos de mayor importancia. Tanto en las oficinas de la Curia Romana como en su ministerio en las Iglesias locales a través del mundo, los cardenales están llamados a participar de una forma especial en la solicitud del Papa por la Iglesia universa. El vivo color de sus ropajes ha sido visto tradicionalmente como un signo de su compromiso en defender al rebaño de Cristo hasta el derramamiento de su sangre. Al aceptar los nuevos cardenales la carga de este oficio, confío en que serán apoyados por vuestras oraciones constantes y vuestra cooperación en sus esfuerzos para construir el Cuerpo de Cristo en unidad, santidad y paz.

[En alemán]

Un saludo especial a los recién nombrados cardenales alemanes. Debo comenzar con el cardenal Kurt Koch, a quien saludo con afecto, así como a su familia, sus amigos e invitados de Suiza, en especial a los representantes de la diócesis de Basilea, donde ha trabajado muchos años como obispo, y los representantes del Consejo Federal y el cantonés. Me uno a él en la oración y el apoyo en su importante tarea al servicio de la Iglesia universal y del Papaal servicio de la unidad de los cristianos. Saludo cordialmente además al cardenal Reinhard Marx, así como a su familia, y peregrinos de la archidiócesis de Munich y Freising, los obispos auxiliares, el personal de los organismos diocesanos, los representantes de la vida política y pública, así como los fieles de la diócesis de Tréveris y del arzobispado de Paderborn. Por último, saludo cálidamente al cardenal Walter Müller con su familia y amigos en Roma, Augsburgo y Bamberg. Queridos amigos, los cardenales asumen de una manera especial la asistencia al sucesor de Pedro en su servicio a la Iglesia unviersal. Signo es el rojo púrpura, que se interpreta como su disposición para proteger el rebaño de Cristo hasta el extremo, el sacrificio de su sangre.  Acompaño su tarea y su compromiso con la iglesia con oraciones.

[En español]

Saludo con afecto a los nuevos Cardenales de lengua española, acompañados de sus familiares y de tantos Obispos, sacerdotes, religiosos y laicos venidos especialmente de Ecuador y España. La Iglesia en Ecuador se alegra por el Cardenal Raúl Eduardo Vela Chiriboga, Arzobispo Emérito de Quito, que con celo y dedicación ejemplar ha desempeñado también su ministerio episcopal en Guayaquil, Azogues, y como Obispo Ordinario Militar. También la Iglesia que peregrina en España se congratula por el Cardenal José Manuel Estepa Llaurens, Arzobispo Emérito Castrense, que ha prestado un servicio precioso participando en la redacción del Catecismo de la Iglesia Católica. Os invito a todos a acompañar con vuestra oración y cercanía espiritual a los nuevos miembros del Colegio de cardenales para que, movidos por un amor intenso a Cristo y unidos en estrecha comunión con el Sucesor de Pedro, continúen sirviendo con fidelidad a la Iglesia.

[En portugués]

Saludo al señor cardenal Raymundo Damasceno Assis, aquí rodeado de personas amigas, congratulándose se ver a su persona más íntimamente asociada al ministerio del Papa. Vuestra presencia me recuerda las horas de íntima alegría y gran esperanza eclesial vividas en Aparecida, durante mi inolvidable visita a Brasil que, sobre todo en ese día, se extendía a todo el Continente Latino-Americano y Caribeño, con su episcopado allí reunido en comunión de fe, esperanza y amor, bajo la mirada maternal de María, en torno al Sucesor de Pedro. Hoy con vosotros reitero mi confianza afectuosa al señor cardenal arzobispo de Aparecida y pido a Nuestra Señora que os proteja y asista a todos, iluminando con la esperanza vuestro camino, en unión con el pastor y amigo, para instaurar todas las cosas
en Cristo.

[En polaco]

Expresiones de saludo dirijo al cardenal Kazimierz Nycz y a sus huéspedes. El nombramiento cardenalicio obliga a la solicitud ya no solo por la Iglesia local, sino por la suerte de la Iglesia universal, además de a la estrecha colaboración con el Papa en el desarrollo del oficio petrino. Por esto imploro para él todas las gracias necesarias, y os pido a todos vosotros la oración constante por la luz y el poder del Espíritu Santo – Espíritu de sabiduría y de consejo. ¡Que Dios os bendiga!

[En italiano]

¡Queridos y Venerados hermanos que habéis entrado a formar parte del Colegio Cardenalicio! Renuevo a cada uno de vosotros mi augurio más cordial. Vuestro ministerio se enriquece con un ulterior compromiso en apoyar al Sucesor de Pedro, en su universal servicio a la Iglesia. Confío mucho en vosotros, en vuestra oración y en vuestra preciosa ayuda. Con fraternal estima, os animo a proseguir en vuestra misión espiritual y apostólica, que ha conocido una etapa muy importante. Mantened fija la mirada en Cristo, tomando de Él toda gracia y consuelo espiritual, según el ejemplo luminoso de los santos cardenales, intrépidos servidores de la Iglesia que, en el transcurso de los siglos, han dado gloria a Dios con el ejercicio heroico de las virtudes y la tenaz fidelidad al Evangelio. Invoco sobre vosotros y sobre los presentes la protección maternal de la Virgen María, Madre de la Iglesia, y de la mártir santa Cecilia, cuya memoria celebramos hoy. Que la patrona de la música y del bel canto acompañe y sostenga vuestro compromiso de ser en la Iglesia atentos oyentes de las diversas voces, para hacer más profunda la unidad de los corazones. Con estos sentimientos os imparto con afecto a vosotros y a todos los presentes una especial Bendición Apostólica.

[Traducción del original plurilingüe por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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