CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 24 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que ha enviado con motivo de la Navidad a los sacerdotes el cardenal Mauro Piacenza, prefecto de la Congregación para el Clero.
* * *
Reverendos y queridos sacerdotes:
Con alegría me dirijo a cada uno de vosotros, ante la inminencia de la Santa Navidad, recordándoos en la oración y pidiendo a la Luz que viene al mundo el don de santos sacerdotes para la Iglesia del tercer milenio.
Que el empeñativo trabajo de estos días, por el que el Señor y la Iglesia os dan profundamente las gracias, no os impida deteneros en silencio y con sorprendida y profunda adoración ante ese Misterio, del que dependen radicalmente la salvación del mundo y nuestra misma existencia sacerdotal.
El discurso con el que el Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido sus propias felicitaciones a la Curia Romana, ha subrayado de manera especial el don que ha significado el Año Sacerdotal, a pesar de las grandes fatigas que le han caracterizado. Con la lúcida y realista constatación de realidades inimaginables y dolorosísimas, el Santo Padre ha invitado a toda la Iglesia al realismo de la fe y a la disponibilidad a la penitencia, elementos indispensables y constitutivos de toda auténtica, posible y deseada renovación.
De rodillas, ante la gruta de Belén, contemplando al Verbo hecho carne y escuchando su gemido, lleno de ternura y al mismo tiempo profético, mendigamos, por intercesión de la bienaventurada Virgen María, Reina de los Apóstoles, y de san José, su castísimo esposo, que el Señor haga grandes cosas en su Cuerpo, que Él quiere siempre joven, renovado, resplandeciente y misionero.Con estos sentimientos, aseguro a todos los queridos amigos sacerdotes, esparcidos por todo el mundo, un especial recuerdo en la oración, y a cada uno le pido el apoyo con la oración en el ministerio que me ha sido confiado.