CIUDAD DEL VATICANO, viernes 24 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Por su indudable interés, ofrecemos a continuación la transcripción del mensaje radiofónico de Navidad del Papa Benedicto XVI, que ha sido emitido esta mañana a las 7:45 (hora de Londres) en el programa "Thought for the day" ("Pensamiento para el día"), del canal Radio 4 de la cadena pública británica BBC.
* * * * *
Recordando con gran cariño mi visita de cuatro días al Reino Unido el pasado mes de septiembre, me alegro de tener la oportunidad de saludaros una vez más, y también de saludar a los oyentes en todas partes, mientras nos preparamos para el nacimiento de Cristo.
Nuestros pensamientos vuelven a ese momento en la historia en que el pueblo elegido por Dios, los hijos de Israel, vivían en intensa expectación. Ellos esperaban al Mesías que Dios prometió enviar, y lo imaginaron como un gran líder que les rescataría de la dominación extranjera y restauraría su libertad.
Dios es siempre fiel a sus promesas, pero a menudo nos sorprende en la forma en que las cumple. El niño que nació en Belén iba a traer la liberación, pero no sólo para el pueblo de ese momento y lugar – el iba a ser el Salvador de todos los pueblos en todo el mundo y en toda la historia. Y no era una liberación política lo que el traía, conseguida a través de medios militares: al contrario, Cristo destruyó la muerte para siempre y restauró la vida utilizando como medio si vergonzosa muerte en la Cruz. Y aunque había nacido en la pobreza y en la oscuridad, lejos de los centros de poder de la tierra, no era otro que el Hijo de Dios. Por amor a nosotros, tomó sobre sí nuestra condición humana, nuestra fragilidad, nuestra vulnerabilidad, y nos abrió el camino que conduce a la plenitud de la vida, a participar en la vida de Dios mismo. Mientras consideramos este gran misterio en nuestros corazones estas Navidades demos gracias a Dios por su bondad con nosotros, y proclamemos gozosamente a quienes nos rodean la buena noticia de que Dios nos ofrece liberarnos de todo lo que nos oprime; nos da la esperanza, nos da la vida.
Queridos amigos de Escocia, Inglaterra y Gales, y también de todas partes del mundo de habla inglesa. Quiero que sepáis que os llevaré mucho en mis oraciones durante este tiempo de Navidad. Rezo por vuestras familias, por vuestros niños, por quienes están enfermos, y por todos los que están pasando cualquier tipo de dificultad en este tiempo. Rezo especialmente por los ancianos y por todos los que se acercan al final de sus vidas. Pido a Cristo, luz de las naciones, que disipe toda oscuridad que pueda haber en vuestras vidas y que os conceda a cada uno de vosotros la gracia de una tranquila y gozosa Navidad.
¡Que Dios os bendiga!
[Traducción del original inglés por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]