Monseñor Fisichella: el valor salvífico del Evangelio también en la tierra

Publicado el II Informe sobre Doctrina Social de la Iglesia

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MADRID, miércoles 26 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El II Informe sobre la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) en el mundo se publica después de que Benedicto XVI constituyera un Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización de Occidente, cuyo presidente electo es monseñor Rino Fisichella, autor del prólogo a este II Informe. Asegura el prologuista que: “el cristianismo no puede renunciar a su dimensión histórica. La vocación del hombre no es doble: terrenal para todos y después trascendente para quien así lo quiera”.

Al examinar el Informe del Observatorio Cardenal Van Thuân –afirma monseñor Rino Fisichella en el prólogo–, le ha surgido espontánea la relación entre el DSI y la Nueva Evangelización de Occidente, “por muchos motivos”.

Ante todo, porque el Informe está redactado por cuatro sujetos institucionales que operan en varios países de Occidente. Se trata, explica, de una colaboración interesante y prometedora entre Italia, España, Francia y el Perú (para Latinoamérica).

“En estas naciones y áreas geográficas –señala–, si bien con diferente intensidad y distintas modalidades, a todos les resulta evidente la necesidad de una nueva evangelización, y la colaboración para organizar mejor una nueva presencia pública de los cristianos reviste gran importancia”.

En España, la entidad que colabora con el Observatorio Cardenal Van Thuân es nada menos que la Fundación Pablo VI de Madrid, uno de los centros académicos mejor abastecidos en cuanto a bibliografía sobre temas sociales y más eficaz en la formación de personas en esta parcela del saber.

No en vano, la Fundación Pablo VI fue creada por el cardenal Ángel Herrera Oria, uno de los bastiones intelectuales cristianos del primer tercio del siglo XX en España –cuyo proceso de beatificación sigue su curso–, creador de una cadena de diarios católicos. La Fundación, erigida por la Santa Sede, está reconocida como Fundación religiosa y benéfico-docente por el Estado.

Es una institución cultural y de estudios superiores –sin ánimo de lucro- que realiza actividades para la formación y el desarrollo sociocultural de los españoles, “promoviendo una conciencia social cristiana siempre nueva, haciendo presente la Doctrina Social de la Iglesia y proclamando el papel que le corresponde a la religión en la vida social”, asegura en su página web.

En la actualidad, constituye el núcleo originario y principal del Campus de la Universidad Pontificia de Salamanca en Madrid (UPSAM) con sede en la Ciudad Universitaria de la capital española.

Monseñor Fisichella subraya un segundo motivo: “El Informe pone muy bien de manifiesto el papel de la Doctrina Social de la Iglesia como ‘instrumento de la nueva evangelización’ en el sentido expresado por Juan Pablo II y sucesivamente por Benedicto XVI. El magisterio de la Iglesia asigna a la Doctrina Social un papel muy importante en este programa”.

“Y es que la secularización y después el laicismo agresivo –afirma- tienden a excluir al cristianismo del ámbito público, y al hacerlo niegan la relación estructural de la razón con la fe, de la naturaleza con la gracia”.

Pero el cristianismo, asegura, “no puede renunciar a su dimensión histórica. La vocación del hombre no es doble: terrenal para todos y después trascendente para quien así lo quiera. La misma vocación terrenal no se ve plenamente iluminada sino en la perspectiva de la trascendente y eterna. Si se separan las dos vocaciones, el hombre acaba perdiendo conciencia incluso del valor y de la dignidad de su vocación temporal”.

Todo el Informe, explica el nuevo presidente del consejo pontificio, “me parece estar penetrado por esta tensión: la de poner de relieve el valor salvífico del Evangelio, incluso en sentido terrenal”.

Es el Evangelio el “que libera de la opresión del subdesarrollo y del superdesarrollo, de los vínculos de atávicas culturas inhumanas y del nuevo paganismo asociado a la tecnología más avanzada”, señala.

Sugiere dos capítulos del Informe en los que esto cobra mayor evidencia: la síntesis introductoria y el capítulo sobre el magisterio social de Benedicto XVI en 2009.

Considera muy acertada la expresión: “La Doctrina Social de la Iglesia, signo de contradicción”. Acertada sobre todo con vistas a la nueva evangelización de Occidente. “En efecto, cuando el cristianismo sigue la corriente de las costumbres, es acogido por el mundo, pero también se ve, por ese mismo motivo, debilitado y domesticado”, advierte.

“Cuando el cristianismo propone su propia ‘pretensión’ de salvación también para las realidades temporales, es hostilizado e incluso perseguido”, remacha.

El Informe pone bien de relieve cómo esto sucede en los cinco continentes, pero lo detalla principalmente en los dos capítulos citados.

Para saber más: http://www.fpablovi.org/.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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