MADRID, miércoles 9 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- El cardenal Peter Kowdo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio “Justicia y Paz”, afirmó hoy que la Palabra de Dios es necesaria para que los cristianos “disciernan” su tarea en el mundo.
La del cardenal Turkson fue la última gran intervención antes de la clausura del Congreso “La Sagrada Escritura en la Iglesia”, promovido por la Conferencia Episcopal Española con motivo de la publicación de la versión oficial de la Biblia en español.
El purpurado habló sobre “La Palabra de Dios y el compromiso en el mundo”, centrándose en la última encíclica social de Benedicto XVI, Caritas in veritate, una encíclica, subrayó, que “reúne muchos recursos de la Escritura y de nuestra tradición social católica y los coloca a la base de las cruciales cuestiones sociales de nuestros días”.
El Papa “no prescribe plan o receta alguna, ni tampoco políticas o soluciones. En cambio, recomienda la Palabra de Dios como nuestra herramienta de discernimiento”, subrayó.
En la encíclica, el Papa insta “a continuar la labor de la Palabra en el mundo”, una dinámica “creativa, convocante, vinculante, presente y salvadora, misionera y evangelizadora, continuadora de la historia de la salvación, hasta el final de los tiempos, mientras edifica la ciudad del hombre con cualidades más cercanas a la Ciudad de Dios”.
El cardenal Turkson subrayó que el cristiano contribuye a “la edificación de una ciudad humana que refleje con fidelidad la ciudad de Dios” a través de “la gracia y el poder de la Palabra de Dios por medio de los cuales Él lleva a cumplimiento todos sus designios; y es a través de la Palabra de Dios como se convierte en principio de nuestra vida”.
“La misma Palabra de Dios (la palabra de la evangelización) insta a la Iglesia y a sus hijos a construir una ciudad terrena a través de las diversas formas de su compromiso y de sus ministerios sociales que son una anticipación y una prefiguración de la ciudad de Dios”.
La “ciudad del hombre”, afirmó, “no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes, sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión», restableciendo “las relaciones rotas por la violencia”.
“En el pasado, la Iglesia se proyectó a sí misma en las estructuras del Estado – cuius regio, eius religio-, pero nosotros comprendemos ahora la sana y real separación (!aunque compleja!) en las relaciones entre la Iglesia y el Estado”, subrayó el purpurado.
Cinco recetas
El cardenal Turkson quiso resumir el enfoque de la Caritas in veritate en cinco “dimensiones” de la pastoral social: “Comenzar con una actitud realista; basar el trabajo en valores fundamentales; con confianza, asumir las nuevas responsabilidades; estar abierto a una profunda renovación cultural; y comprometerse a trabajar con coherencia y consistencia”.
“El primer paso es comenzar con una actitud realista, haciendo frente a las dificultades del tiempo presente, no con respuestas prefabricadas o ideologías simplistas, sino con la Palabra de Dios como nuestra clave de discernimiento”, explicó.
En este sentido, criticó a quienes “prefieren permanecer pasivos a la espera de que las cosas tomen un nuevo curso para luego poder lamentarse libremente”, y agregó que “se necesita un verdadero esfuerzo para mantenerse en la lectura de los signos de los tiempos, es nuestra responsabilidad cristiana el hacerlo con equilibrio e inteligencia”.
El segundo es “basar el trabajo en valores fundamentales, una nueva visión del futuro, lo cual solo puede dar comienzo con uno mismo, y por ello esta segunda competencia puede correctamente ser llamada conversión”.
En este sentido, recordó que la Escritura «ilumina la existencia humana y mueve a la conciencia a revisar en profundidad la propia vida, pues toda la historia de la humanidad está bajo el juicio de Dios”.
En tercer lugar, exhortó a aforntar, “con confianza, más que con resignación”, las nuevas responsabilidades, asumiéndolas con una “nueva vocación y misión”.
La visión cristiana “está completamente informada por el plan salvífico de Dios para el mundo – como se establece en las Escrituras”, explicó.
Respecto a la cuarta “receta”, la de estar abiertos hacia una profunda renovación cultural, el cardenal reconoció que “está muy difundido el ser negativo, nihilista, pesimista – lo que no sólo nos deja fuera de alcance, sino que también nos ausenta de ambas historias, la humana y la divina”.
En este sentido, añadió, los cristianos “creemos firmemente que un mundo más justo y pacífico es posible, y por tanto nosotros mismos hemos de ser instrumentos de reconciliación y de paz”.
Por último, el cardenal Turkson habló de la necesidad de “nuevas formas de compromiso, con coherencia y consistencia”.
“La dignidad humana es una característica impresa por Dios Creador en su criatura, asumida y redimida por Jesucristo por su encarnación, muerte y resurrección. Por eso, la difusión de la Palabra de Dios refuerza la afirmación y el respeto de estos derechos», subrayó.
“El propio compromiso de Dios con el mundo por la Palabra, ha de ser llevado a cabo del mejor modo posible por nuestro competente y generoso compromiso, con los pobres de las tantas pobrezas que hemos de combatir, nuestro compromiso en favor de la reconciliación, la justicia y la paz”, concluyó.