PAMPLONA, domingo 20 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Los primeros cristianos no sólo son todavía hoy ejemplo de vida, sino también maestros de oración, considera Gabriel Larrauri.
Este economista, interesado en temas del cristianismo primitivo, que acaba de publicar en la editorial Planeta Testimonio, “Orar con los Primeros Cristianos”.
Se trata de un libro que reúne una selección de textos de los primeros escritores del cristianismo y de los Padres de la Iglesia.
– ¿En estos momentos en los que oímos hablar de persecución a los cristianos en tantos lugares del planeta, el ejemplo de los primeros cristianos puede ayudarnos en algo?
Gabriel Larrauri: Efectivamente, en el reciente informe sobre libertad religiosa que publica la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Cristianismo es la religión más perseguida en el mundo, con al menos 200 millones de personas discriminadas. En estos momentos, tener la referencia del modo de comportarse de los primeros cristianos nos ayuda a afrontar esas circunstancias.
La persecución no es algo que sea nuevo en la historia de la Iglesia y probablemente seguirá sucediendo, pero conocer el ejemplo de vida de los que han sabido superar esas situaciones tan adversas, llegando incluso a entregar su vida por mantenerse firmes a su fe, nos puede llenar de fortaleza a la vez que nos mueva a procurar defender la libertad de esas personas, como lo hicieron los primeros apologistas cristianos, que actuaron con fortaleza al denunciar las injusticias que se cometían a su alrededor.
– Hablar de los primeros cristianos en pleno siglo XXI parece, a primera vista, propio de una mentalidad anclada en el pasado. ¿hasta qué punto es correcto este planteamiento?
Gabriel Larrauri: No lo es de ninguna manera. Los primeros cristianos tienen una extraordinaria vigencia cultural, sobre todo a la hora de comprender el mundo en el que vivimos y la interacción entre cristianismo y mundo contemporáneo.
La cultura occidental está configurada desde el cristianismo, y por tanto a partir del esfuerzo de los primeros cristianos: ellos son las “raíces cristianas” de Europa. Es importante resaltar este hecho, pues el cristianismo se extendió a todo el mundo precisamente desde Europa.
Sin embargo, cada vez es mayor el acoso cultural y mediático, la marginación efectiva que sufre el Cristianismo. En este sentido, la manera coherente en que los cristianos queremos vivir nuestra fe se puede calificar de arriesgada, y de ahí precisamente nace la enorme actualidad de los primeros cristianos, que vivieron una situación socio-cultural parecida y afrontaron con toda naturalidad sus riesgos.
– ¿Qué pretende este libro? ¿Qué nos pueden sugerir unos textos de escritores tan alejados de nosotros en el tiempo? ¿Realmente tienen algo que decirnos a los que vivimos en una sociedad totalmente diferente a la que encontraron los primeros cristianos?
Gabriel Larrauri: La selección de textos que se presenta en este libro busca dar a conocer la vida de los primeros cristianos a las mujeres y a los hombres del siglo XXI: hacernos presente el espíritu que ellos vivieron, tal como ellos mismos lo han contado.
Se pretende con este libro que los primeros escritores cristianos hablen directamente al lector, y que este diálogo directo sea enriquecedor para quien lo mantenga con ánimo abierto y oído atento.
Se trata de poner al alcance de los lectores algunos de los tesoros que se encuentran en sus escritos y que no son fácilmente conocidos por quienes no son especialistas.
Estos textos de la antigüedad cristiana tienen un especial atractivo porque nos permiten captar el mensaje cristiano en sus fuentes originarias. Viajamos a los tiempos del nacimiento de la Iglesia. Nos permiten acercarnos a los primeros eslabones de esta fabulosa cadena que a lo largo de la historia ha transformado el mundo.
– ¿Podría decirnos algo sobre los escritores que podemos encontrar en este libro? ¿Qué período de tiempo abarca?
Gabriel Larrauri: En las páginas de este libro se incluyen textos de los Padres Apostólicos y los escritores de finales del siglo I y de la primera mitad del siglo II (San Clemente de Roma, San Ignacio de Antioquía, San Policarpo de Esmirna…), que son verdaderos testigos de los comienzos, ya que conectan directamente con los tiempos de los Apóstoles.
Los Padres y apologistas de los siglos II y III, que fueron auténticos defensores de la fe, ante las duras persecuciones (San Justino, Atenágoras, Teófilo de Antioquía,…) y ante la aparición de las primeras herejías (San Ireneo de Lyon, Orígenes, Clemente de Alejandría, Tertuliano, San Cipriano de Cartago…).
Y termina con los grandes Padres de Oriente y de Occidente del siglo IV y de la primera mitad del V. Concretamente hasta San Agustín de Hipona (354-430).
En las páginas finales se recoge una breve “información biográfica” sobre cada uno de ellos, de modo que se pueda conocerlos mejor y hacerse cargo de las circunstancias que rodearon su vida.
Cabe destacar también el interesante índice temático que ofrece y que le convierte en un excelente libro de consulta.
Más información sobre el libro: “Orar con los Primeros Cristianos”.