GINEBRA, viernes 25 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- “Consternación y dolor” son los sentimientos que la Santa Sede expresa frente a la cruenta represión de las protestas que en estos días agitan a Libia.
Así lo afirmó monseñor Silvano M. Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante la oficina de las Naciones Unidad en Ginebra (Suiza), a propósito de la reunión del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, que tuvo lugar hoy para valorar las medidas a adoptar hacia este país africano.
A semejanza de lo sucedido en otros países como Egipto, Túnez y Argelia, también en Libia se han desencadenado las protestas contra el régimen, que sin embargo respondió haciendo disparar a las fuerzas del orden, apoyadas por mercenarios pagados para ello, contra los manifestantes.
“La Santa Sede afirma que ante todo es necesario poner fin a esta violencia y hacer que se vuelva a un diálogo para ver si puede encontrarse una solución”, afirmó hoy monseñor Tomasi en declaraciones a Radio Vaticano.
“Estas manifestaciones expresan la voluntad popular de una participación activa y democrática en la gestión del país”, añadió.
“La Santa Sede expresa su desconcierto y dolor por las muchísimas víctimas causadas por esta crisis libia. Se intenta comprender también cómo estas decisiones de la Comunidad internacional podrían tener eficacia para beneficio de los ciudadanos de Libia”, también para prevenir los “éxodos masivos” que “podrían ser inevitables si no se encuentra una solución serena y concordada para esta crisis”.
El Consejo de los Derechos Humanos, indicó el observador permanente vaticano, “ha sido concorde al tomar la decisión de organizar una sesión especial para tratar la crisis libia”, en la que han intervenido el Alto Comisariado para los Derechos Humanos y el representante de los expertos independientes en varios sectores de los derechos humanos.
Los Estados que han intervenido, afirmó, han condenado de modo “total” el “uso de la violencia por parte de las autoridades contra los civiles, el uso de los militares, de las bombas, de los mercenarios”.
“Todo esto constituye claramente una violación de los derechos más elementales, entre ellos el derecho de reunión y de libertad de expresión”, señaló, subrayando que las manifestaciones son una consecuencia de la “voluntad popular que busca una participación distinta en la gestión del Estado”.
En el transcurso de la reunión, prosiguió monseñor Tomasi, “se han hecho recomendaciones importantes”.
“La primera es que la Asamblea general de las Naciones Unidas – que tiene la autoridad para hacerlo – suspenda del Consejo de los Derechos Humanos a Libia – que es un miembro de este Consejo – porque las autoridades libias se han comportado de forma totalmente contraria a los principios del Consejo de los Derechos Humanos”.
La segunda recomendación, concluyo, es la de “crear una misión internacional de investigación, que vaya a Libia para examinar cómo están realmente las cosas y a ver cómo ayudar a remediar y bloquear esta enorme violencia contra la población civil”.
El imposible comprobar el número de víctimas de la represión por el momento. La televisión al-Arabiya ha hablado de 10.000 muertos, otros hablan de 2.000.
Muchas fuentes hablan de fosas comunes en la playa de Trípoli para sepultar a las víctimas.