CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 6 abril de 2011 (ZENIT.org).- Un libro de casi 300 páginas con ilustraciones y estupendas fotografías dedicadas a “Las cien fontanas (99+1) del Vaticano” fue presentado hoy en el Museo Vaticano por el cardenal Giovanni Lajolo.
Casi un álbum que nos hace entrar en el mundo de la belleza. Serán tres volúmenes y todos ellos como el primero concluyen con la fontana número 100 dedicada a San José.
El primer volumen llamado ‘Fontanas en los bulevares y en el bosque’ “es una obra que en su apertura fue dedicada a Benedicto XVI y que a través de sus valiosas enseñanzas el Señor sacia al pueblo cristiano con el ‘agua de la Sabiduría’ “.
Los otros conferenciantes fueron el ingeniero Pier Carlo Cuscianna, a cargo del libro; el arquitecto Paolo Portoghesi, director de los servicios técnicos; y el arqueólogo Giandoménico Spinola, todos ellos relacionados con la restauración de las fontanas.
“Decir agua es decir vida – recordó el purpurado, porque – en las Sagradas escrituras tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento el agua es símbolo no solamente de vida pero también de vida eterna”.
Y el cardenal citó diversas frases de las Escrituras que emplean el agua en cuanto un símbolo, como las palabras de Jesús: “Quien beberá del agua que le daré no tendrá sed por la eternidad”. O en el libro del Apocalipsis: “A quien tiene sed le daré de beber gratuitamente en la fuente del agua de la vida”.
También para tal simbología –prosiguió- en el Vaticano y en particular en sus jardines no podían faltar las impetuosas fontanas. Éstas durante los siglos fueron siembre objeto de una particular atención”.
Y explicó que con la nueva gran fontana de San José inaugurada el 5 de julio del año pasado “el número de las fontanas vaticanas llegó a una cifra símbolo de plenitud: 100”. La fontana fue donada por los Patrons of the Arts in de Vatican Museums al Papa Benedicto XVI, cuyo nombre de bautismo justamente es José.
El libro concluyó el cardenal “es fruto de una serie de competencias profesionales que revelan de este modo un patrimonio artístico escondido a las personas de la ciudad de Roma. Un tesoro de civilización y de arte y de famosos autores como Francisco Borromini; Carlo Maderno y Juan Vasanzio”.
Acabada la presentación su eminencia ha hablado del rol de la belleza en la vida del hombre “porque la belleza no es otra cosa que el esplendor de la verdad. La naturaleza de nuestra concepción racional pero también nuestra fe es expresión de quien la creó. Desde una piedra, desde el elemento más discreto hasta la cumbre de lo creado que es el hombre, todo es reflejo de la belleza divina”.
Y precisó que “especialmente para el hombre de hoy, no pensemos que éste sea diverso de aquel de hace mil años atrás, diverso quizás en su sensibilidad pero en la sustancia del hombre está el amor hacia la verdad y la belleza”. Y como ejemplo recordó que “todos los hombres aman la verdad, uno puede incluso no estar dispuesto a decirla, pero quiere que todos la digan”.
El arqueólogo Giandomenico Spínola recordó que las aguas y fontanas simbolizan el prestigio, la belleza pero también la meditación. Que en el Vaticano nacieron en el 1600 con el acueducto que traía el agua desde el lago de Bracciano a 60 kilómetros de Roma.
Y que “estas fontanas con una gran variedad de temas y de sujetos reproducen un mundo ideal”. Añadió que entre los méritos de la obra está el de “lograr insertar las fontanas individualmente en un conjunto arquitectónico”.
El ingeniero Pier Carlo Cusciani consideró que la finalidad de la obra es de completar una laguna: “En los libros publicados sobre los jardines vaticanos faltaba un estudio sobre este patrimonio y que a medida que las fontanas van siendo restauradas son documentadas por el libro”. Por ello sea el restauro de las fontanas que la edición de los próximos dos libros llevarán al menos tres años de trabajo.
Además de las explicaciones técnicas como la del sistema de medición laser scanner, fue proyectado un audiovisual sobre el tema.
“Algunas de estas fontanas –precisó tienen un carácter y una importancia histórica, monumental y artística, mientas otras son más recientes, y otras inéditas y poco visibles”.
El arquitecto Paolo Portoghesi “en cuanto viejo romano” indicó que se siente como “el libro es fruto de una pasión colectiva” y que las fontanas “son como un intento de sublimar el agua más allá de sus funciones vitales”.
Para el arquitecto “Roma cristiana heredó esta vocación relacionada con las fontanas” y describió a los acueductos como “los vasos sanguíneos de la Ciudad Eterna”.
Desde el jueves además habrá una exposición en la Galería Paolo Antonacci de Roma, con fotos en formato grande que Francesca Pompei hizo para el libro. También se expusieron doce acuarelas sobre las fontanas de la pintora Grazia Viva.