El Papa al patriarca maronita: la formación, clave para la paz

Para transmitir los valores fundamentales “sin discriminaciones”

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 14 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Al recibir en audiencia hoy a monseñor Béchara Pierre Raï, nuevo patriarca de Antioquía de los maronitas, el Papa Benedicto XVI le exhortó a reforzar cada vez más el importante papel que la Iglesia maronita desempela en el campo de la formación, elemento clave para alcanzar la paz en Oriente Medio.

El Pontífice recordó que la elección del nuevo Patriarca, llevada a cabo por el Sínodo de los Obispos de la Iglesia maronita el pasado 15 de marzo, llegó pocos días después de la clausura del Año Santo promulgado para celebrar el 1.600° aniversario de la muerte del fundador san Marón, como “el fruto más importante de las numerosas gracias que él ha obtenido para su Iglesia”.

La Iglesia de Antioquía de los maronitas, añadió, es una Sede Apostólica “prestigiosa”, en la que “los fieles de Cristo recibieron por primera vez el nombre de ‘cristianos’”.

“Dado que estáis en el corazón de Oriente Medio, tenéis una misión inmensa entre los hombres, a los cuales el Amor de Cristo impulsa a anunciar la Buena Noticia de la Salvación”, reconoció el obispo de Roma.

Como se afirmó muchas veces en el Sínodo para Oriente Medio de octubre de 2010, es cada vez más urgente “proponer nuevamente el Evangelio a las personas que lo conocen poco o que se han alejado de la Iglesia”.

El Papa se mostró seguro de que el nuevo prelado, “con todas las fuerzas vivas presentes en el Líbano y en Oriente Medio”, “llevará en el corazón anunciar, dar testimonio y vivir en la comunión esta palabra de vida con el fin de volver a encontrar el ardor de los primeros fieles”.

Ese Oriente Medio, “que los patriarcas, los profetas, los apóstoles y el propio Cristo bendijeron con su presencia y con su predicación”, aspira “a esa paz duradera que la Palabra de verdad, acogida y vivida, tiene la capacidad de establecer”, subrayó.

Para alcanzar este objetivo, es necesaria “una educación humana y espiritual, moral e intelectual de los jóvenes”, que la Iglesia maronita ya lleva a cabo gracias a su red escolar y catequética, cuya calidad el Pontífice afirmó “conocer bien”.

“Auguro ardientemente que vuestro papel en la formación sea cada vez más reconocido por la sociedad, para que los valores fundamentales sean transmitidos sin discriminaciones”, afirmó.

“Que de esta forma los jóvenes de hoy se conviertan en hombres y mujeres responsables en sus familias y en la sociedad, para construir una solidaridad y una fraternidad más grandes entre todos los componentes de la nación”.

“Transmitid a los jóvenes toda mi estima y mi afecto, recordándoles que la Iglesia y la sociedad necesitan su entusiasmo y su esperanza”, añadió.

Por ello, exhortó al patriarca a “intensificar la formación de los sacerdotes y de los numerosos jóvenes a los que el Señor llama en vuestras Eparquías y en vuestras congregaciones religiosas”.

“Que, mediante su enseñanza y su vida, sean auténticos testigos del Verbo de Dios para ayudar a los fieles a arraigar su vida y su misión en Cristo”, concluyó.  

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ZENIT Staff

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