CIUDAD DEL VATICANO, jueves 14 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Los obispos implicados en la ordenación episcopal ilegítima de Joseph Guo Jincai el pasado mes de noviembre deben aclarar lo ocurrido ante la Santa Sede y ante sus propios fieles para restañar la herida infligida a la unidad de la Iglesia.
Así lo afirma el Mensaje hecho público hoy por la Santa Sede, al concluir la 4ª Reunión Plenaria de la Comisión para la Iglesia católica en China.
Este mensaje llega después de varios meses de que las autoridades chinas obligasen, mediante presiones, a varios obispos a conferir la ordenación episcopal al secretario de la Asociación Patriótica, Joseph Guo Juncai, como nuevo obispo de Chendge, sin mandato pontificio.Al conocer la noticia, la Santa Sede se apresuró a hacer público un comunicado (ver www.zenit.org/article-37394?l=spanish) en el que mostraba la consternación del Papa por lo sucedido.
En aquel comunicado del 24 de noviembre, se anunciaba la aplicación de las penas canónicas oportunas (excomunión latae sententiae) al ordenado y a los implicados, e incluso se estudiaba la posibilidad de declarar inválida esta ordenación.
Ahora, en el mensaje, la Comisión afirma que, “en base a las informaciones y a los testimonios recibidos hasta ahora no tiene razones para considerarla inválida, mientras que la considera gravemente ilegítima, porque ha sido conferida sin el mandato pontificio, y esto hace también ilegítimo el ejercicio del ministerio”.
Además, la Comisión reconoce que dicho acto tuvo lugar habiendo sufrido presiones los obispos consagrantes.
Estas presiones y constricciones externas “pueden hacer que no se incurra automáticamente en la excomunión”, afirma el Mensaje. “Queda sin embargo una herida, provocada al cuerpo eclesial”.
“Cada obispo implicado debe, por tanto, dar explicaciones a la Santa Sede y encontrar el modo de aclarar su propia postura a los sacerdotes y a los fieles, profesando nuevamente la fidelidad al Sumo Pontífice, para ayudarles a superar su sufrimiento interior y para reparar el escándalo exterior que se ha causado”, añade el Mensaje.
La Santa Sede afirma su cercanía a los católicos chinos, y pide a los sacerdotes, a las personas consagradas y a los fieles laicos que “comprendan las dificultades de sus propios obispos, les animen, les apoyen con la solidaridad y con la oración”.
Respecto a la 8ª Asamblea Nacional de los Representantes Católicos, que pretende regir la Iglesa en China, el Mensaje recuerda las propias palabras del Papa en su carta de 2007, recordando que “la pretensión de algunos organismos, que el Estado ha querido y que son ajenos a la estructura de la Iglesia, de ponerse por encima de los Obispos mismos y de dirigir la vida de la comunidad eclesial, no está de acuerdo con la doctrina católica”.
De cara a la elección de futuros pastores para las diócesis que siguen vacantes, la Santa Sede augura “que no haya nuevas heridas a la comunión eclesial”, así como su deseo de ser “completamente libre en el nombramiento de los Obispos”.
Recibidos por el Papa
Al terminar la reunión, los miembros de la Comisión fueron recibidos por Benedicto XVI, según confirma el Mensaje.
Durante ese encuentro, el Papa “reconoció el deseo de unidad con la Sede de Pedro y con la Iglesia universal que los fieles chinos no dejan de manifestar, aun en medio de muchas dificultades y aflicciones”.
Según el Papa, la fe de la Iglesia, expuesta en el Catecismo de la Iglesia Católica y que hay que defender aun al precio de sacrificios, “es el fundamento sobre el que las comunidades católicas en China deben crecer en la unidad y en la comunión”.
El Pontífice recordó al final del encuentro “la apremiante invitación a toda la Iglesia a dedicar el día 24 de mayo, memoria litúrgica de la Beata Virgen María, Auxilio de los Cristianos, a la oración por la Iglesia en China”.
Dificultades
Por otro lado, la Comisión constató “el clima general de desorientación y de ansiedad por el futuro, los sufrimientos de algunas Circunscripciones privadas de Pastores, las divisiones internas en otras, la preocupación de otras que no tienen personal ni medios suficientes para afrontar los fenómenos de creciente urbanización y de despoblación de las áreas rurales”.
Junto a ello, afirman también la vitalidad de las comunidades cristianas y sus obras caritativas, a pesar de las dificultades.
En este sentido, alientan a los obispos a que se preocupen por la formación en la fe de los fieles, así como a la importancia de erigir, en la medida de lo posible, “allí donde faltan y son necesarios, nuevos lugares de culto y de educación en la fe”.
También se refiere el mensaje a “las dificultades que los seminaristas encuentran tanto para sus estudios en el extranjero como en su vida de seminario, apreciando también ejemplos de valentía y paciencia”.
Pero sobre todo, las mayores dificultades se relacionan con la unidad entre los fieles, y para superarlas, afirma el mensaje, es necesaria la oración: “Se podrán organizar varias iniciativas, que os ayudarán a renovar vuestra comunión de fe en Jesús Nuestro Señor y de fidelidad al Papa, para que la unidad entre vosotros sea cada vez más profunda y visible”.
Finalmente, la Comisión mostró su satisfacción por la noticia de que la diócesis de Shanghai puede iniciar la causa de beatificación de Pablo Xu Guangqi, que fue discípulo del jesuita Matteo Ricci.
El Mensaje puede leerse en: www.zenit.org/article-38958?l=spanish