MELBOURNE, miércoles 20 de abril de 2011 (ZENIT.org).- Dos posibles formas de responder a la llamada del amor, así lo considera el Secretario del Consejo Pontificio para la Familia, monseñor Jean Laffitte: matrimonio y celibato consagrado.
Monseñor Laffitte, realizó el discurso de clausura del Encuentro Nacional de Familias Católicas en Melbourne, Australia, después de encontrarse con un gran grupo de jóvenes el sábado.
Durante todo el fin de semana, 15 al 17 de abril, más de 800 personas participaron en una amplia variedad de conferencias y talleres de más de 40 temas relacionados con el matrimonio y la vida familiar.
En el discurso de clausura, monseñor Laffitte animó a los allí reunidos a llevar el amor de Cristo en todas sus dimensiones como el único fundamento seguro y esperanzador de la familia: “el amor humano en su forma madura, el matrimonio, es una buena noticia, corresponde a la profunda aspiración del corazón de la mujer y del hombre. Como un regalo irrevocable que los esposos se hacen el uno al otro, el matrimonio sella un pacto que es, en la forma cristiana, un pacto hecho con el mismo Cristo”, dijo monseñor Laffitte.
A la gente joven, monseñor Laffitte ilustró dos formas posibles de responder a la llamada del amor: el matrimonio y el celibato consagrado. La intervención terminó con una sesión de preguntas y respuestas.
En su discurso del domingo, el secretario del Consejo Pontificio para la Familia, mostró como las familias ofrecen su contribución esencial al bien común de la sociedad. Dijo que el perdón es una expresión de amor.
“Por esta razón, sólo cuando una pareja unida dispone sus corazones a amar”, dijo, “este amor se abre al perdón; en la Pasión del Domingo, vemos claramente el amor de Dios que se manifiesta a sí mismo en la Persona de Cristo el cual se ofrece para traernos el Perdón de Dios”.
El Encuentro atrajo a cientos de familias con sus hijos, así como a personas solteras, parejas comprometidas, abuelos. El luminoso ambiente festivo del fin de semana culminó con una Misa de clausura que fue una celebración rica, presidida por el arzobispo de Melbourne, Denis Hart, que acogió la conferencia con el apoyo de la Conferencia Episcopal Australiana y concelebrada por monseñor Laffitte.
Al final de la Misa de clausura, monseñor Hart, encabezó a los delegados en la grabación de un breve mensaje de vídeo de agradecimiento para mandarlo a Su Santidad, agradeciéndole sus oraciones y apoyo. El Papa Benedicto XVI, previamente, había mandado un mensaje de vídeo, ofreciendo su bendición a los delegados y asegurándoles sus oraciones.
Matthew McDonald de la Oficina de la archidiócesis de la Vida Matrimonial y Familia, que fue el responsable de coordinar el evento, dijo: “El encuentro es un estímulo enorme para todos nosotros. El mensaje del Santo Padre, la presencia de ocho obispos además de muchos sacerdotes y religiosos, expresan elocuentemente la solidaridad de toda la Iglesia en nuestra misión de promover el indispensable e irreemplazable papel del matrimonio y de la vida familiar”.
“Como cristianos, hay momentos en los que nos sentimos aislados por una cultura que no siempre favorece un ambiente fértil en el que las familias puedan florecer. Pero al permitirnos, a nosotros mimos, ser modelados por el amor de Cristo, confiando en su fidelidad y con el apoyo de tantos hermanos y hermanas que piensan como nosotros, ¿Cómo podemos sentir otra cosa que no sea una gran esperanza por el futuro?”.