BOGOTÁ, viernes, 22 de abril de 2011 (ZENIT.org-El Observador).- A través del presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), el arzobispo Rubén Salazar, la Iglesia católica en ese país ha pedido un esfuerzo adicional al gobierno y a las fuerzas guerrilleras que actúan en Colombia para encontrar caminos de paz.
Monseñor Rubén Salazar, a nombre de todos los obispos colombianos, centró su mensaje de Jueves Santo en un llamado a la guerrilla y al gobierno para que exploren caminos que lleven a la paz y la liberación de quienes siguen secuestrados.
Su llamamiento tuvo lugar en la víspera de la Jornada de Oración por las Víctimas de la Violencia, convocada por el episcopado colombiano para este Viernes Santo.
El prelado colombiano pidió a las partes reflexionar en los días santos sobre la necesaria paz por la que debe transitar un pueblo como el de Colombia, con fuertes raíces de identidad católica.
«Es hora de dejar a un lado la violencia que tantas víctimas ha causado en Colombia. No más guerra, no más atropellos a la dignidad humana», exigió monseñor Rubén Salazar.
Representantes de la Iglesia en Colombia han realizado en repetidas ocasiones papeles de facilitación de la paz en los procesos de liberación de rehenes de la guerrilla colombiana, especialmente de las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Para contextualizar el esfuerzo de la Iglesia católica de Colombia, hay que recordar que este país enfrenta un conflicto armado interno desde hace 46 años, que ha dejado miles de víctimas y desplazados.
Según datos oficiales, las FARC tienen en su poder a 16 miembros de las policías colombianas que pretenden canjear por cerca de 500 guerrilleros presos.
Monseñor Salazar convocó a las instituciones del Estado para que desarrollen con «eficacia» una política pública que permita a las víctimas de la violencia interna «recuperar la dignidad vulnerada por la guerra».
«Me dirijo a los victimarios, a los violentos, a los grupos armados y de las nuevas bandas criminales, para hacerles un llamado a la conversión y al arrepentimiento por el dolor causado a tantos compatriotas», dijo el presidente de la CEC.
La Jornada de Oración por las Víctimas de la Violencia fue presentada el pasado 6 de abril por el secretario general de la Conferencia Episcopal Colombiana, monseñor Juan Vicente Córdoba, obispo auxiliar de Bucaramanga, en el Congreso de la República, invitado por el senador Armando Benedetti.
El prelado afirmó que la Iglesia, con esta Jornada, no apoya «soluciones técnicas o políticas de ningún partido, pues respeta las instituciones del país», sino que su intención es «visibilizar los sufrimientos de las víctimas del conflicto armado, reivindicando medidas jurídicas capaces de restituirles el pleno uso de los derechos que les fueron violentamente arrebatados».
«La violencia, en sus diferentes manifestaciones, ha sido una constante en la historia política y social de nuestra nación. Las víctimas de este lamentable fenómeno han sido numerosas pero han permanecido, en su mayoría, invisibles y olvidadas», explicó el secretario de la Conferencia Episcopal.
La Jornada, afirmó, tiene como objetivo mostrar la solidaridad de Colombia para con las víctimas y «acompañarlas en el camino de la reconciliación y del perdón».
«El Viernes Santo los católicos y todos los hombres de buena voluntad que quieran unirse a nuestra causa, en todo el territorio nacional, están invitados a orar y meditar, en profundidad, sobre el sufrimiento de las víctimas de la violencia, ofreciendo sacrificios y penitencias, incluso su ayuno, como actos de reparación a Dios, a las víctimas y a la sociedad colombiana por los crímenes cometidos por los diferentes actores armados», concluyó.