MADRID, viernes, 8 abril 2011 (ZENIT.org) - El vuelo charter de la compañía Air Berlin fletado por el Ejecutivo español con 37 excarcelados cubanos y 246 familiares aterrizaron este viernes 8 de abril en el aeropuerto madrileño de Barajas, España.
Entre los que han llegado, hay desterrados cuya salida de la cárcel fue anunciada por el Arzobispado de La Habana con anterioridad. La novedad del fin de este proceso, según declara a ZENIT Alfredo Felipe Fuentes, ex-preso de conciencia cubano, residente en Málaga, es que "Castro excarceló prisioneros ante una presión interna, no externa como en muchas otras ocasiones". Alfredo Felipe lo califica de gran victoria del pueblo de Cuba frente a la dictadura.
La llegada del avión tomó por sorpresa a los medios españoles, como lo fue su salida desde La Habana, en medio de gran secretismo. Ni siquiera los cubanos en España sabían de su llegada. ZENIT dio la noticia a Alfredo Felipe, economista, que vive en Málaga con su esposa Loyda, también economista. Valora esta noticia, con la que se cierra el compromiso de los gobiernos de Cuba y España, y la Iglesia católica que anunció las sucesivas excarcelaciones a los beneficiarios. Una medida que, sin ser una liberación, es sólo una salida de la cárcel condicionada.
"Estas excarcelaciones -declara a ZENIT Alfredo Felipe Fuentes- no provienen de la buena voluntad del régimen cubano, sino del coraje cívico irreductible de las Damas de Blanco de Cuba; quienes junto al martirio de Orlando Zapata Tamayo, el heroísmo de Guillermo Fariñas, y asistidas por la Iglesia católica cubana y la solidaridad internacional, obligaron a Castro, por primera vez en 52 años, a ceder ante una presión generada dentro de la isla".
"Y esta es la novedad --añade--: Castro excarceló prisioneros ante una presión interna, no externa como en muchas otras ocasiones. Ha sido, pues, una gran victoria política del pueblo de Cuba frente a la dictadura".
"¡Qué vivan las Damas de Blanco de Cuba, Zapata y Fariñas!", exclama desde Málaga Felipe Fuentes, quien se autodefine como exprisionero de conciencia.
Concluye sus declaraciones Alfredo Felipe Fuentes con su "agradecimiento a la Iglesia católica, al exilio cubano por sostenernos y al pueblo español por acogernos".
Al final del proceso, son 115 los excarcelados llegados España, acompañados por 647 familiares. La cifra incluye a los 52 presos del Grupo de los 75, detenidos en marzo de 2003. De éstos, cuarenta están en España, mientras que los doce restantes prefirieron permanecer en Cuba.
Los excarcelados y sus familiares fueron trasladados directamente al pabellón de autoridades de la terminal, y no a la salida de pasajeros normal, donde se esperaban los periodistas. De allí, a los autobuses, sin más. Sólo podían saludar con la mano y hacer el signo de la victoria, después de un vuelo transantlántico, sin poder saborear la acogida española.
Sólo dos de ellos, por razones médicas, permanecerán en Madrid. Uno de ellos es Orlando Fundora, del Grupo de los 75. Con la salud patentemente deteriorada, bajó del microbús de Cruz Roja que lo trasladó, junto a su esposa, desde el aeropuerto a Madrid, exhibiendo, casi escondiendo su sonrisa detrás de él, un póster de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, como queriendo hacerla protagonista de este desenlace. Fundora, condenado a 18 años, fue excarcelado en 2009, por problemas cardíacos.
El resto de los desterrados fueron conducidos directamente en autobús, sin pasar por la capital, a sus puntos de destino: Sevilla, Puente Genil, Torrelavega, Valencia, Alzira, Cullera, Málaga, Baracaldo, Sigüenza, Barcelona y Valladolid.
Entre los desterrados de hoy, está Néstor Rodríguez Lobaina, presidente y cofundador del Movimiento Juvenil Cubano, detenido en diciembre de 2010 y al que Amnistía Internacional había adoptado como preso de conciencia.
La liberación en Cuba de los dos últimos miembros del Grupo de los 75 fue anunciada el 22 de marzo por el arzobispado de La Habana.
Además de los excarcelados incluidos en el mencionado Grupo de los 75 o Primavera Negra, fueron liberados otros presos incluidos en listas de Amnistía Internacional, de las Damas de Blanco, y de otras organizaciones de derechos humanos o de periodistas.
Es difícil distinguir entre estos excarcelados quiénes son verdaderos presos de conciencia, prisioneros por expresar opiniones contrarias al régimen de los Castro, y quiénes entraron en la cárcel por otros motivos, y experimentaron dentro de la prisión un proceso de toma de conciencia que les llevó a ser apadrinados por diversas organizaciones.
Algunos de los excarcelados decidieron trasladarse a Estados Unidos, Chile, República Checa y Canadá.
Hay que señalar que el final del proceso se produce unos días antes de la celebración del VI Congreso del Partido Comunista Cubano.
La mayor parte de los excarcelados aceptó el estatus de protección internacional asistida, una medida que supone la concesión del permiso de trabajo y de residencia, y abre la puerta a la obtención de la nacionalidad española a los dos años.
Los presos pueden acogerse a un régimen de subsidio temporal, con la concesión de la residencia, o solicitar el asilo o refugio político, opción ésta que plantea más dificultades, al estar por medio las relaciones con el régimen cubano. Este se considera una democracia en la que no existen ni presos políticos, ni de conciencia. Quienes esperan el asilo o refugio, prefieren arriesgar una dilatación del proceso a cambio del testimoniar su oposición al régimen cubano que les valió este largo cautiverio.
Por Nieves San Martín