El Papa, contento por los progresos de la Iglesia católica en Moldavia

Augura la resolución de los litigios sobre el patrimonio eclesiástico confiscado

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves 9 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Al recibir este jueves por la mañana en audiencia a Stefan Gorda, nuevo embajador de Moldavia ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI expresó su personal satisfacción por los progresos que la Iglesia está realizando en este país de Europa oriental.

El Pontífice se dirigió a Gorda con ocasión de la presentación de las cartas credenciales del diplomático, dando las gracias al país que representa “por el reconocimiento jurídico de que goza la Iglesia católica en Moldavia, por su progresiva organización y por la construcción de nuevas iglesias como la catedral”, hechos que “demuestran la excelencia del diálogo y de la colaboración entre las Instituciones civiles y la Iglesia católica”.

En todo caso, hay “ciertos problemas heredados de un pasado reciente” que esperan una solución, indicó subrayando que “intentar curar y cerrar las heridas es otra manera de contribuir positivamente a la unidad del país y a su desarrollo”.

“Ojalá que las Autoridades civiles tengan el valor de encontrar soluciones satisfactorias, justas y equitativas para el patrimonio eclesiástico confiscado, para permitir que la Iglesia católica disponga de los medios para realizar su misión, no solamente en el ámbito religioso, sino también en el ámbito educativo, sanitario y caritativo”, auguró.

Iglesia, puntualizó el Papa, “no pide la concesión de privilegios particulares”, sino que “desea ser fiel a su propia finalidad y servir a cada persona sin distinción, según la misión confiada por Cristo”.

En particular, el Papa dirigió un pensamiento a los jóvenes de Moldavia. “Rezo por ellos y deseo animarles”, afirmó, confesando su “alegría” por el hecho de queun centenar de ellos podrán participar por primera vez en la Jornada Mundial de la Juventud, el próximo agosto en Madrid(España).

Además, recordó, “el próximo octubre, la Iglesia católica organizará su primera Semana Social”, subrayando que la perspectiva de ambos eventos le da “gran satisfacción”.

Los fieles católicos en Moldavia representan una exigua minoría en una población de 4,3 millones de habitantes, el 98% ortodoxos.

Trayectoria europea

Benedicto XVI recordó también que este año se celebra el 20º aniversario de la independencia de Moldavia.

Recordando la “intensa esperanza que prevalece entre la población a la hora de resolver los problemas económicos y los de la unidad nacional”, subrayó que “la unidad en la paz y en la serenidad es un factor que favorece el desarrollo económico y social, y que este desarrollo tiene también un efecto positivo para la realización de la unidad”.

“Rezo para que se encuentren soluciones duraderas por el bien de todos a través de una justa mediación política y de la salvaguarda de las diferentes identidades”.

Para el Pontífice, “es bueno que Moldavia tenga el deseo de volver a la casa común europea, pero esta búsqueda legítima no puede hacerse sino en el respeto de los valores positivos de su país” y “no debe estar determinada únicamente por la economía y el bienestar material”.

“La ideologización de estos dos elementos en el pasado indica los escollos a evitar”, afirmó, añadiendo que “pueden dar lugar a la abdicación unilateral de los valores seculares de su cultura”.

En este contexto, recordó que la Iglesia ortodoxa “ha compartido siempre con la Iglesia católica la necesidad de defender los valores religiosos y culturales contra el materialismo y el relativismo que ponen en discusión la contribución cristiana a la vida y a la sociedad.”.

“¡Ojalá se profundicen las relaciones fraternales entre los fieles ortodoxos y católicos!, exclamó. “Estas relaciones de respeto y amistad recíprocas son un testimonio de amor que indica que más allá de las divisiones y sus consecuencias, los corazones pueden abrirse a la reconciliación, a la solidaridad y a la fraternidad”.

“A causa de su tradición y de su fe cristiana, Moldavia puede ayudar valientemente a la Unión Europea a redescubrir lo que ella ya no quiere ver e incluso niega”, concluyó.

Valores cristianos

También el embajador, en su saludo al Papa, recogido en L’Osservatore Romano, recordó el recorrido realizado por Moldavia desde la independencia, alcanzada el 27 de agosto de 1991.

“Esta experiencia única nos ha dado la posibilidad de construir nuevas fábricas, edificios, catedrales, pero ha sido mucho más difícil para nosotros devolver a las personas su dignidad, su esperanza y su fe, tras décadas de humillaciones y de dificultades”, confesó.

Explicó también que “una de las tareas más importantes de la República de Moldavia y de sus ciudadanos es la de reencontrar las orientaciones fundamentales, y definir con precisión nuestros objetivos”, “para volver, lo antes posible, de modo completo y sin interrupciones, a la familia europea”.

“Esperamos ver realizado nuestro ideal de pertenencia a la Europa unida y al espacio de los valores cristianos – añadió –. Reforzaremos nuestra creencia para recibir este don divino de la perspectiva europea”.

Moldavia “se ha beneficiado en su recorrido europeo, en el curso de los últimos años, de un apoyo inestimable por parte de la Santa Sede”, confesó Gorda, expresando al Papa “el profundo reconocimiento del pueblo moldavo”.

“Deseamos garantizar todas las condiciones necesarias para el buen funcionamiento de la comunidad católica de Moldavia, y esa paridad de condiciones que permitirá a este segmento importante contribuir a la purificación moral y a la ampliación de los esfuerzos para la integración europea de nuestro país”.

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ZENIT Staff

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